19 dic 2012

Una perla cerca del puerto


Hace 70 años, en un remate judicial, el Pastor Bååthe adquiría los terrenos donde se construiría la Iglesia Sueca y la Fundación Johnson, destinada a hogar de marineros Suecos. En la actualidad la imponente construcción de Av. Juan de Garay y Azopardo, permanece intacta ante la mirada de los ocasionales transeúntes, que en su mayoría al ver las paredes de ladrillos, los frisos de barcos y portones de madera labrados, se preguntaran que albergaran en su interior.
Pero la historia de los lazos con los suecos comienza mucho antes, si queremos internarnos en la historia de nuestro país, podemos descubrir que el 9 de Julio de 1816 en el Congreso de Tucumán, entre los participantes se encontraba un único extranjero, éste era un oficial sueco de nombre Johan Adam Graaner. Nadie puede decir con seguridad cómo llegó Graaner a formar parte de dicho Congreso, aunque una de las teorías es que estaba allí para sondear la posibilidad de que el rey sueco Karl XIV Johan fuese rey de la Argentina.
Desde ese episodio otros tantos llegaron a nuestro país, algunos ex militares como es el caso de Johan Ahrengren, una calle en Parque Centenario que lleva su nombre, que arribo en 1819 y lucho junto al Gral. Paz para el ejercito Argentino, muriendo en 1931 en el campo de Batalla.
Para 1900 era mas común ver llegar los barcos de bandera Sueca, tanto así que uno de ellos fue protagonista al azar, de designar los colores que hasta el día de hoy usa en su camiseta el club Boca Junios, arribar a Puerto Madero y no a al barrio de La Boca como muchos creen.
En 1918 se funda la Congregación Sueca, a pesar de no tener sede, las actividades eclesiásticas se desarrollaban en casas particulares del barrio de San Telmo y en capillas prestadas. El pastor Luterano Efraim Ceder era el encargado de coordinar a la comunidad y ser nexo con el Obispado de su país, el cual en 1919 aceptaría la adhesión de la sede de Argentina y accedería a enviar un pastor sueco remunerado a cambio que se construyera una casa para él y para la atención de los marineros que llegaran a la ciudad.
El primer Pastor enviado fue Rudolf Mùnther, el cual se horrorizaría de las películas suecas exhibidas en Argentina, porque consideraba que las escenas de alcoholismo y violencia harían pensar al público Argentino que el pueblo sueco carecía de moral, sin embargo las películas basadas en obras de la escritora Selma Lagerlóf, fueron recibidas con gran aceptación y excelentes criticas.
En 1927 su sucesor  el pastor Wahlberg,  luego de enviudar resuelve abandonar el país, debido a la crisis financiera el Obispado decide suspender las actividades en Buenos Aires, pero un desentendimiento en las directivas provoca que envíen a un joven soltero y recién ordenado Pastor,  su nombre Nils Bååthe, el hombre que cambiaria la historia de la comunidad.
Entre 1920 y 1930 se brindaron servicios en una casa ubicada en Belgrano 426, en ese mismo lugar 100 años antes, habría nacido Manuel Belgrano.
Posteriormente en los años comprendidos entre 1934 y 1943, la congregación adquirió una casa de dos pisos ubicada en Defensa 1155, si bien la casa les era funcional, una enorme palmera ocupaba el centro del patio, ésta les incomodaba a la hora de realizar los bailes tradicionales de la fiesta del solsticio de verano.
Durante la Guerra, la Iglesia se convirtió en un importante lugar de refugio y encuentro para los marineros suecos, entre las actividades que realizaban estaban los partidos de futbol entre tripulaciones, la lectura de periódicos, revistas y literatura nórdica, las lecciones de castellano,  las excursiones al zoológico para ver las llamas, a la Recoleta, La Plata y Lujan. También iban junto con el pastor a San Isidro para bañarse en las aguas del río de la plata, pero esta ultima actividad se vio opacada cuando oficiales a caballo arrestaron a la delegación que marchó en procesión a la comisaría mas cercana, acusada de actitudes escandalosas e indecentes, los marineros tal como lo hacían en su país, se quitaron la ropa y procedieron a bañarse totalmente desnudos…
Corría 1942 y Bååthe necesitaba dinero para una nueva casa e iglesia propia, fue cuando se le ocurrió usar sus influencias para llegar a oídos del Rey Gustav V, el plan resulto y en pocos días recibió un telegrama informando que a su disposición estaba una importante suma de dinero en carácter de donación para su causa.
A pesar del regalo la suma no alcanzaba, en diciembre los Alemanes habían derivado 5 barcos que contaban con salvoconductos para navegación, esto causo que el intercambio entre Suecia y Argentina disminuyera, pero la cantidad de marinos en la ciudad era grande, ya que 7 barcos permanecían anclados en el puerto Porteño. Una semana antes de navidad, el director de la empresa SKF decide donar 25.000 pesos, días después a la iniciativa se sumo la firma Ericsson aportando la misma suma. Horas antes de la noche buena, se realizo un remate de tierras a precios muy razonables, entre ellas las comprendidas en Azopardo Y Garay, la sucesión de hechos fue bautizada por Bååthe como “El regalo Terrenal Navideño”.
El 28 de mayo de 1944, día de Pentecostés, y tras ser aprobados los planos realizados por un arquitecto Suizo de nombre Edmundo Klein, se coloco la piedra fundamental.
A la ceremonia asistieron 300 personas, en el lugar se enterró un estuche que contenía un ejemplar del diario “La Prensa” y uno de “La Nación”, una colección de publicaciones de la Iglesia Sueca, un conjunto de planos de la iglesia, monedas suecas y Argentinas y un pergamino que rezaba: “Esta piedra fundamental es colocada hoy, luego de 4 años y 9 meses de iniciada la Segunda Guerra Mundial. En todo el mundo resuenan los truenos de guerra. Nosotros, que construimos esta iglesia, queremos expresar nuestro profundo agradecimiento a Dios nuestro Señor Todopoderoso, que misericordiosamente ha preservado y protegido del azote de la guerra al país de nuestros padres, Suecia, y también al país cuya hospitalidad disfrutamos, La Argentina. Que dios nos bendiga! “
En mayo de 1945 la iglesia estaba terminada, el entusiasmo de la gente era tal que hacían llegar donaciones constantemente para su decoración. El cuadro del altar fue pintado sobre una gran tela en Estocolmo, la técnica utilizada le da la apariencia de un mural. El pulpito vino de Suecia, diseñado y construido por Erik Lundberg, uno de los más prestigiosos y reconocidos arquitectos de Iglesias de ese país.
El órgano es creación de Santiago Poggi, un artesano local tercera generación de Luthiers, la empresa Boffors S.A. pago el instrumento, y dono una corona nupcial de plata con incrustaciones de zafiros. El cónsul Gral Fritz Brander aporto un facsímil de la Biblia de Gustav Vasa impresa en 1540.
Jorge Beristayn quien fuera pintor, músico, campeón de esgrima y Director del Teatro Colon, estaciono su auto frente a la recién construida iglesia y fue tal su impresión, que ofreció donar los enormes vitreaux, creados por el mismo, que adornan los ventanales. En ellos se representan escenas del nuevo y viejo testamento y personalidades de la historia del cristianismo en Suecia.
En 1978 Daisy Mellberg dono la campana, que a falta de campanario se encuentra en una de las entradas laterales de la iglesia. Daisy buscaba un regalo original para su esposo Gunnar, un capitán retirado, al pasar por un negocio de de artículos náuticos, ve la hermosa campana donde podía leerse la frase “Si Brodin 1944”, este había sido el primer barco que su esposo tripulo en carácter de comandante, el barco hacia años había sido vendido a una empresa Brasilera y posteriormente encallo en las playas de Necochea, alguien con el tiempo recogió los objetos en el interior del barco y los vendió, sorprendida por el hallazgo, pensó que nada seria mas apropiado para una iglesia de marineros que la campana de un barco.
Cada tanto los vecinos de San Telmo escuchar replicar la campana, si bien la iglesia ya no tiene pastor fijo, y el hogar de marineros esta alquilado a empresas de origen Sueco que lo usan de oficinas, la comunidad sigue utilizando las instalaciones para eventos culturales, sociales y religiosos. Su amplio salón con muebles de madera traídos de las tierras nórdicas y engalanado con una gran foto de los reyes y su jardín enarbolado, desde donde puede verse la cúpula de la iglesia, están abiertos a quien quiera participar de sus actividades.
No hay mejor denominación para tan bello e histórico lugar como la que le darían sus miembros “PÄRLAN VID HAMNEN”, “UNA PERLA CERCA DEL PUERTO”.

Video Filmado en 1947 por Lennart Bernadotte, hijo del Principe Wilheim

Agradecimientos: Eva, Karin y la gente de la Iglesia Sueca por brindarme informacion

13 nov 2012

Actividad paranormal El exorcista de Palermo

Esta historia reúne   dos mitos,  ambos sucedidos  en el barrio de Palermo y con apenas una cuadra de diferencia, aparentemente sin uno no existiría el otro.
Todo comienza en el monasterio de San Benito perteneciente a la comunidad Silense y proveniente de España y México durante el año 1914. Los monjes queriendo fundar su comunidad en Argentina, alquilaron propiedades en los barrios de Caballito, Villa del Parque y Belgrano hasta finalmente y por medio de donaciones, adquirir del primero de los lotes de Villanueva y Maure (posteriormente tendrían toda la manzana), ahí se daría el arraigo y desarrollo de la comunidad. Bajo la dirección del P. Eleuterio fue colocada la piedra fundamental el 5 de octubre de 1920.
La capilla del Santo Cristo - proyectada como una parte que debía integrar la futura iglesia abacial, y que se usaría provisoriamente para los oficios litúrgicos de los monjes y la atención espiritual de los fieles - fue inaugurada y bendecida el 22 de diciembre de 1925. Un año después de este acontecimiento, llega desde Hacinas, España el Sacerdote Lorenzo Molinari Anton. Nacido en 1901, ingresa al monasterio de los Silos en 1912, con 10 años de edad, para posteriormente ser ordenado sacerdote el 7 de diciembre de 1924.
En Argentina, con su sacerdocio recién estrenado, comenzó su labor apostólica, que no tuvo interrupción hasta su muerte. Además de sus obligaciones, propias de religioso, fue director de catecismos en su parroquia y en colegios del Estado y particulares; asesor de las ramas juveniles de Acción Católica, del Apostolado de la Oración y de las Hijas de María, Capellán de varios colegios, Profesor de Liturgia en los Seminarios Catequísticos Diocesanos, y en el Instituto de Cultura Religiosa Superior.
En 1963, fue elegido como primer abad, recibiendo la bendición abacial de manos del Sr. Arzobispo de Buenos Aires Emmo. Cardenal Caggiano Azevedo. Durante su Abadiato que se prolongó hasta 1971, tuvo que hacer frente a los años duros postconciliares, en los que la comunidad, como tantas otras, fue sacudida por muchos problemas que causaron muchas bajas en sus filas. Después de su renuncia se dedicó exclusivamente al ministerio, atendiendo de modo especial a las personas más humildes y más necesitadas espiritualmente, convirtiéndose en lo que denominarían un simple monje.
Su simpleza era indiscutible, aunque de todas las actividades que desempeñaba, hay una muy particular que no se podrá encontrar en ninguna biografía, y que ejerció desde su renuncia hasta sus últimos días, el robusto y bonachón Padre Lorenzo, era exorcista.
En su celda humilde de monje dentro del antiguo monasterio, del cual en la actualidad solo queda una parte ya que el resto fue vendido por la curia, atendía provisto solo de 2 sillas, 1 jarra y 2 vasos de agua, a los fieles desesperados que llegaban a él por recomendación, a liberar sus cuerpos y espíritus de los males y demonios que los asechaban.
No eran tiempos fáciles para ejecutar esos ejercicios espirituales, los cuales tenían que ser realizados en la clandestinidad. En 1972, la abadía pasó a ser atendida por el clero de la arquidiócesis, quien demás esta decir no admitía este tipo de practicas.
A pesar de las prohibiciones, a las cual hacia oídos sordos, el rumor de sus dones como vidente y sanador se esparcía entre la comunidad, quienes concurrían masivamente a la abadía solicitando un turno para ver a Lorenzo.
Una vez instaurado en el país el gobierno Militar las cosas empeoraron, y en reiteradas oportunidades se intimido a Padre y al resto de los miembros de la comunidad a detener las actividades, a pesar que estas eran camufladas como simples confesiones y asesoría espiritual. Las presiones no solo venían por parte del Gobierno, sino también de la Curia, indignada al saber que entre los fieles, Lorenzo por su robusta figura y su mirada amable, era llamado el Segundo Juan XXIII. 
E1 24 de mayo de 1979, a los 78 años de edad, fallecía repentinamente por consecuencia de un paro cardiaco en su celda del monasterio. Pero ésta es solo una de las versiones, la segunda también oficial, cuenta que su salud venia decayendo. 15 días antes de su fallecimiento su condición empeoro, pero solo accedió a descansar el día 23, en la tarde del 24 acompañado de algunos hermanos y tras 10 minutos de agonía moría por consecuencia de un paro cardiaco fulminante.
Pero hay una tercera versión, la no oficial, sus fieles aseguraban que ante la negación de terminar con los exorcismos, una vez mas se presentaron los militares en la abadía, esta vez sin ánimos de advertir, y fue muerto como uno mas de los que no respetaban sus ordenes. Durante años estuvo prohibido nombrarlo, tanto fue que muchos ni siquiera conocen su historia, y la curia se encargo de mantenerla en silencio. La muerte del Padre Lorenzo es el primero de los mitos.
En torno a los exorcismos que se realizaban en la calle Villanueva ronda el segundo, éste sobre la Embajada de Alemania construida en 1972 y ubicada frente a la parte de la abadía que ya no existe sobre la calle Gorostiaga. Cuentan los vecinos que está llena de fantasmas, aunque en realidad serian presencias oscuras provenientes de los fieles que eran exorcizados por Lorenzo, y que al no poder permanecer en los terrenos santos, huían a los más próximos que resultaba ser una morada ideal para los errantes, que a pesar de haber pasado 35 años de la extraña muerte del exorcista siguen rondando las inmediaciones.
También frente a la abadía sobre Villanueva se encontraba el CABE (Club Atlético Banco Español), que cerro sus puertas en la década del 80 cuando el Banco se fue del país, aun permanece su construcción abandonada y de aspecto fantasmal, lo que provocaría que nadie quisiera entrar siquiera por curiosidad.
Hoy la atracción turística es la parroquia, mas ostentosa, tanto como para y dejar en el ostracismo la pequeña capilla original que no pertenece a la curia sino a los Benedictinos radicados en Lujan, apenas separada por rejas como si no fuera digna de compartir espacios permanece atrapada en el tiempo, fiel testigo de los acontecimientos pasados, silenciosa y habitada por la memoria del Padre Lorenzo, morada final de sus restos.



9 oct 2012

El Tio Eli

Eli caminó derecho hacia esa mesa del bar que estaba en la vereda, y se sentó junto a la mujer que hacia años lo acompañaba. Frente a ellos el parque Centenario, escenario ideal para acompañar aquel café de la tarde. La brisa entre los árboles acariciaba su cabello blanco, el sol estaba tibio, agradable, tal vez demasiado… su calidez lo invitaba a dormitar, casi sin darse cuenta cerro sus ojos, imagino que en su cabeza sonaba música y se dejo transportar por ella.

Eliseo Solino era de esos tipos entrañables, que todos merecen conocer un día . De figura esbelta y nariz prominente que sostenía unos lentes de marco metálico, era poseedor de una sonrisa siempre lista que lo convertía a primera vista en un personaje afable y simpático.
Oriundo de Villa Urquiza, le gustaba estar con jóvenes, y me atrevería a decir que su lugar en el mundo, era aquella casa de la calle Lambaré en Almagro, donde funcionaba radio “La Tribu”. Justo allí lo conocí.
Era el inicio de los ´90, en los pequeños escenarios de jazz sonaba la “Almagro Dixiland Band” formada por él, en aquella época tendría alrededor de 50 años, sus canas tempranas y su espíritu joven no permitían hacer bien los cálculos,   era un eximio trompetista , melómano apasionado y conciliador nato.
En la vieja casa de la calle Lambaré funcionaba el “Club de las Bellas Artes” reducto de poetas, músicos, artistas plásticos y bohemios de izquierda, embarcados en la utópica idea de cambiar el mundo por medio del arte, y en el éter sonaba desde hacia poco mas de 1 año la radio que transmitía desde la calle Gascón, creada por jóvenes estudiantes de comunicación con las ideas claras y la sangre revuelta...
Diego el sobrino de Eli y amigo de Ernesto Lamas, director de la radio, pensó lo interesante que seria que su tío tuviera un programa en ella, a pesar de su inexperiencia en el tema acepto el desafío, así fue que en junio de 1990 se comenzó a emitir “Jazz en la Tribu”, paradójicamente para el,  su tutor y operador se apellidaba Monk.
Ante el inminente desalojo de la emisora por parte del consorcio, harto de ruidos molestos y desfile de personajes “con pinta de raritos”, Eliseo ofreció ser negociador con la gente del club para que le diera un espacio en su casona, finalmente las negociaciones fueron un éxito.
Ya instalados en Lambaré, Eli tomo un protagonismo mas activo en la radio, su pequeña oficina en la parte delantera de la casona estaba tan abarrotada de discos, que casi era imposible abrir la puerta. Siempre estaba dispuesto a colaborar con los chicos que se iban sumando a la radio, muchos carentes de experiencia y con conocimientos musicales limitados.
La música lo era todo en su vida, para esa época su agrupación pasó a llamarse “Luisiana Dixieland Band”, dando recitales en diversos bares y festivales de Jazz, incluyendo uno en el estadio de Velz Sarfield. A todo pulmón edito un cassette que generosamente regalaba a los amigos.
Su fama como notable del jazz, hizo que de varias radios requirieran sus servicios, así fue como su programa fue transmitido en: FM Minotauro, FM Exclusiva, FM Villa Urquiza y LS 11 Radio Provincia entre otras.
Hacia 1997 Eliseo emprendió una gira como solista, radicándose por varios años en Colombia, donde fuera recibido con los brazos abiertos y formara "La Bogotana Jazz Band" que tocara en los mas distinguidos clubes y bares de ese país. 
En el año 2000 y con motivo de la edición del libro conmemorativo del 10° aniversario de su querida radio, escribió sobre sus comienzos, claro está que en su versión de los hechos y con el humor que lo caracterizaba.
Un día regreso y nos encontramos por casualidad en el barrio de Colegiales, parecía que el tiempo no le había pasado, a pesar del éxito la morriña por su país lo había traído de vuelta, tenia ganas de volver al aire y así fue que ocurrió, a pesar que todo estaba cambiado y su inclusión requirió de esfuerzo, muchos de los integrantes originales ya no estaban, y los nuevos no lo conocían o solo lo habían oído nombrar.
La ultima vez que nos vimos fue en la puerta de Lambaré, el me esperaba con un Cd de dos temas en la mano, en su tapa manuscrito podía leerse   “Tío Eli Trio”.
Al poco tiempo Damián Valls, un viejo conocido de la radio me dio la triste noticia, dijo que ocurrió aquella tarde tomando café, simplemente cerró sus ojos y voló, como las notas sopladas en su corneta, seguramente en su cabeza sonaba música, y se dejo transportar por ella. 

23 sept 2012

El muerto se fue de rumba

Hay muchas historias fantásticas que se cuentan en torno a los Cementerios, el de Chacarita por su tamaño, historia y antigüedad, es sin duda es el que reúne la mayor cantidad de mitos.
La historia que voy a contarles, probablemente sea la mas verídica y difícil de comprobar, pero créanme, esa noche yo estaba ahí…
Lo sucedido ocurre el 27 de diciembre de 2008, apenas hacia un año se había abierto el pintoresco bar de Av. Garmendia, justo frente al cementerio, bordeando la Isla de Paternal. El lugar, de paredes coloridas y pisos hechos con retazos de mármol, gentileza de los locales del barrio, tenía como fin ser un espacio para artistas y músicos. Ese sábado el dueño había decidido convocar a sus amigos y allegados, con la intención de despedir el año.
Entre los empleados se rumoreaba que en el lugar había una presencia que interactuaba con ellos, algunas veces los vasos salían despedidos del estante, otras los utensilios de cocina desaparecían misteriosamente, para luego aparecer en el mismo lugar donde se los busco, los mas sensibles sentía como “Gerard” (así lo bautizaron) tocaba sus espaldas y brazos estremeciendo del susto al incauto. Los habitúe del lugar bromeaban con la leyenda del fantasma, que con el tiempo paso a ser parte del folklore del lugar. 
La reunión había empezado aproximadamente a las 21 hs., de apoco iba llegando la gente, algunos con instrumento en mano. El local estaba pelado de mesas, contra una pared las tarimas que componían el escenario listo para ser estrenado, las sillas bordeaban el lugar y sobre su gran barra los bocados y bebidas típicos de este tipo de eventos.
Por los dos ventanales del frente abiertos en su totalidad al igual que las puertas, se escapaba el sonido de las notas variadas provenientes del piano, las guitarras, el chelo o el charango y el cajón peruano que acompañaban la voz del cantante de turno.
Era una noche calurosa, las bebidas frías se podían tomar en la vereda que invitaba con su fresca brisa a disfrutar el show desde afuera, sentados en el largo banco de plaza acomodado cerquita del cordón, bajo las verdes hojas de los ficus que enmarcaban el frente azul del bar, iluminado con apenas una blanca lamparita de 100 watts .
A medida que pasaban las horas, la circulación de vehículos y de gente por Garmendia iba desapareciendo, y en la primera hora del nuevo día, se podría decir que se había convertido en una calle desierta.
Ya habían tocado folklore, blues, tango, rock y era la hora de que Danilo acompañado de su guitarra, tocara temas de bossa en portugués. En el interior se encontraban una docena de personas, en la vereda apenas éramos 7.
Tal vez lo cabalístico del número, las risas desmesuradas o la música que invitaba a bailar, provoco lo que estaba por suceder. De repente y sin que nadie lo hubiera imaginado, del largo muro de ladrillos mal revocados que encierran a la ciudad de los muertos, pareció salir aquel hombre con firme paso, cruzando la avenida en diagonal, para pararse justo frente a la puerta del local. Daba la sensación que la música lo había llamado, y sin mediar palabra ingreso y tomo asiento para escuchar la pieza que el músico tocaba. Desde el banco, como espectadores privilegiados de lo inusitado, no dábamos crédito a lo que nuestros ojos retrataban, no habían pasado autos ni colectivos, nadie caminaba por la calle, el tren ya no funcionaba. Pero ahí estaba, salido desde la nada misma, aquel hombre bajo tal vez de unos 60 años, con ropas oscuras, sentado disfrutando la música sin invitación y con todas nuestras las miradas posadas en el.
La canción termino y Danilo dejo el escenario, el hombre se puso de pie, se le acerco y le dijo con vos pausada; “Cruce porque escuche la música y me gusto, si me dejan cuando toquen de nuevo vuelvo”, agradecido por el cumplido el músico asintió y lo invito a volver cuando quiera, el hombrecito dio media vuelta, salio del local y camino hacia la esquina de Osorio donde desapareció.
Tardamos unos segundos en salir de nuestro asombro y arrimarnos a la puerta del local para comentar lo sucedido, pero para los que estaban dentro del lugar, solo era un curioso que pasaba y entró, para otros, nuestro relato no era mas que una broma del día de los inocentes.
Entre risas nerviosas, euforia y excitación, se apagaron los equipos de sonido, se bajaron las persianas, se entro el banco y se dio por terminado el festejo.
Pasadas las fiestas y el verano, en el lugar se siguió haciendo música los sábados por la noche, pero parece que nadie volvió a ver a aquel extraño visitante.  
Hoy aquel bar no es más que un local gris y silencioso, que desde hace meses esta puesto en alquiler. Diariamente paso por la puerta y como muestra de respeto susurro un “hola Gerard”, cruzo de vereda para tomar el colectivo, y si es de noche evito escuchar música mientras espero el 47 en la parada de Garmendia, no sea cosa que aquel hombre aparezca y me invite a bailar…

17 ago 2012

El señor de la lluvia

Juan Pedro Baigorri nació un 4 de enero de 1891 en San José, Uruguay, aunque se empeñaba en decir que era Argentino, de C. del Uruguay en Entre Ríos. También afirmaba que su segundo apellido era Velar y que estudio en la Universidad de Milán, lo cierto es que todo lo que decía era motivo de duda, y en gran parte ésto lo convirtió en leyenda.
Su padre Coronel del Ejercito, había sido muy amigo de Roca, por lo que los Baigorri se movían entre las familias bien relacionadas a la política. De su infancia y adolescencia mucho no se sabe, se presume que estudio Ingeniería en Petróleo, y posteriormente, en el exterior hizo una carrera en geofísica, y trabajó para distintos países de África, Asia, Europa y America del Norte en cuestiones de corrientes subterráneas. Durante sus viajes gestó un aparato electromagnético, que sería el que le diera la fama.  
Al regreso de su travesía, y portando una caja de madera, se asentó en el barrio de Villa Luro junto a su mujer y su hijo, se dice que anteriormente vivió en Caballito, pero la humedad y la altura del terreno no le satiafacian, por lo que con aparatos de medición en mano recorrió la ciudad hasta dar con el barrio que lo cobijo hasta el final de sus días y del cual lo harían vecino ilustre.

El cuarto mas alto de la casa de Araujo y Ramón Falcón, servia de laboratorio para perfeccionar su invento, aquella caja que originalmente fuera concebida para detectar capas geológicas, afirmaba que podía hacer llover donde y cuando el lo quisiera.
Las pruebas generalmente las realizaba los fines de semana, provocando que se suspendieran los partidos en “El Fortín” por mal tiempo, por suerte los hinchas de Vélez, todavía no estaban al tanto de los poderes de Baigorri.
A sus 47 años en noviembre de 1938, estaba listo para mostrarle al mundo su logro. Con este fin se dirigió a la Empresa Ferrocarril Argentino y expuso su propuesta, fue recibido por el Ing. Hugo Miatello, quien fuera posteriormente designado por la empresa para acompañar a Baigorri a algún punto del país donde hubiera sequía, ese lugar fue Pinto en Santiago del Estero. El 11 del 11 arribaron a “los Milagros” donde inmediatamente conectaron la maquina al suelo reseco, el primer síntoma en percibirse fue el cambio del viento, a pesar de los intentos también fue el ultimo. Vale aclarar que aunque la lluvia no apareció, la extraña respuesta climática llamo la atención, Baigorri aseguro que su maquina necesitaba mas poder y prometió regresar y efectuar el milagro.
Permaneció encerrado en su altillo hasta el día del viaje, el 19 de diciembre volvió a conectar la maquina y no paro de llover copiosamente desde el día 23 a las 8 am, hasta el 25 a la madrugada, el día 27 llego el tren nuevamente a Retiro donde una multitud lo esperaba para llevarlo en andas hasta la Torre de los Ingleses para rendirle honores.
Como era de esperarse, aparecieron los detractores, entre ellos Alfredo Galmarini, quien fuera entonces Director del Servicio Meteorológico, indignado por la creciente fama de Baigorrita (diminutivo usado por las masas) públicamente acuso los hechos como un “atentado a la ciencia” y ridiculizo a la maquina y su creador, “Deberíamos llegar a la conclusión de que aumentando la potencia del aparato y multiplicando en gran cantidad su número, podríamos llegar sin mayor esfuerzo mental al diluvio universal”. Pero las cosas no quedarían así, mientras un periodista del diario Critica entrevistaba al hombre del momento por los dichos ofensivos, este escribiria una nota y se la entregaria con el fin de ser publicada, en ella podía leerse:  “Como respuesta a las censuras de mi procedimiento, regalo por intermedio de Crítica, una lluvia a Buenos Aires para el 3 de enero de 1939” firmado “Baigorri V”. Como colación, le hizo llegar a Galmarini un paraguas acompañado por una nota que decía: “para que lo use el 3 de enero”.
Que sucedió entonces? Ese día entre las 5 y las 9 de la mañana se produjo el copioso chaparrón que seria titular en los diarios y bautizaría a Baigorri como “El Mago de la Lluvia”.
De ahí en mas  fue entrevistado por os principales diarios del mundo y buscado de todas partes para comprarle su invento, a las millonarias ofertas el Ingeniero respondía: "soy argentino... mi invento es para beneficiar a la Argentina".
En la década del 40 y debido a un fracaso en un pueblito de la Provincia de Bs. As., el hombre permaneció en el ostracismo hasta el año 1951 donde fue llamado por el Gobierno de Perón, para proveer de lluvia a la región de Caucete en San Juan, acosada por un incipiente sequía, debido al éxito, fue nuevamente enviado en comisión a Córdoba donde provoco lluvias y tornados y en 1952 a La Pampa, donde también se vieron por ultima vez en esa década sus logros. Dicen que el Gobierno le exigió el secreto que encerraba su caja mágica, el siempre respondía lo mismo” consta de una antena especial, que despide rayos electromagnéticos hacia la atmósfera y va produciendo la congestión hasta provocar la lluvia”esta explicación no era suficiente para los científicos ni para el Gobierno que no había financiado los trabajos realizados, Baigorri que reclamaba el pago, prefirió llamarse a silencio antes que revelar el secreto.
En el año 1968 y en respuesta a una biografía publicada en la revista “Todo es Historia” Baigorri escribió una nota afirmando los dichos publicados y ofreciendo una demostración en el sitio donde hiciera falta, Pipo Mancera lo entrevistaría en sus “Sábados circulares” donde repetiría el ofrecimiento. A su propuesta respondieron las autoridades de la Provincia de Córdoba, dispuestas a pagar 1 millón de pesos por la lluvia, pero lamentablemente esta vez no funciono.
En mayo de 1970 se prendió su maquina por ultima vez en Uruguay (al menos públicamente), donde llovieron durante su estadía 280 mm , mas que suficientes para hacer un retiro triunfal.
Para esa misma época, Garcia Ferrer lo abría homenajeado con su personaje “El profesor Neurus”, uno de los inventos más fascinantes del célebre Profesor, al que mencionaba como "la experiencia más sensacional del siglo XX", era “El Pluviotrom” una máquina capaz de generar lluvias en cualquier momento y lugar, haciendo clara referencia a la Caja de Baigorri.
Unos años antes de fallecer y con tres hipotecas sobre su casa, tuvo que venderla ya que el dinero que penso le pagaría el estado por sus trabajos nunca llego, la casa que se alzaba en la esquina sudoeste de Ramón L. Falcón y Araujo ya no existe, en su lugar se hay un edificio de propiedad horizontal; sin embargo dicha esquina, para los viejos vecinos del barrio de Villa Luro, sigue poblada de recuerdos y parece resonar aún en ella el murmullo de los niños cantándole al “Nuevo Júpiter”  “…que llueva, que llueva, Baigorri está en la cueva…. enchufa el aparato y llueve a cada rato…”
En las vísperas del 23 de marzo de 1972 llovió, y con la lluvia a los 81 años se fue el polémico Ingeniero, mientras se celebraba el día del meteorólogo. Los mas románticos aseguran que fue enterrado en el cementerio de Flores junto a su caja, la triste realidad cuenta que esta arrumbada en un deposito junto a otros bártulos, nadie sabe si revelo su secreto a su hijo William o a sus nietos, tampoco en que inspiro su descubrimiento, pero después de conocer la historia, es inevitable pensar si cada vez que llueve es “San Pedro” o el Señor de la lluvia.



6 ago 2012

Vamos al Italpark


Definitivamente uno de los iconos más importantes de mi generación, es el desaparecido Italpark, cita obligada en vacaciones, tanto de invierno como de verano, es indiscutible que se disfrutaba más cuando se concurría con la barra de amigos y sin adultos responsables a la vista.
Era fácil llegar, bastaba con tomar el colectivo que pasaba por tu barrio con el cartel indicador de “Vamos al Italpark” y listo, te dejaba en Libertador y Callao. Después lo que seguía era un ritual, sacar el pasaporte en la puerta y si estabas escaso de efectivo o no te animabas a todos los juegos, simplemente comprabas el cospel plástico con el color correspondiente al juego a utilizar en las casillas del pajarito que estaban en el interior del parque.
La fichas también servían para las atracciones de kermes, donde los premios eran perros de yeso, juegos de compoteras o alguna figura de plástico inflado de color uniforme y llamativo.
Si ibas desde temprano no faltaba el puesto de panchos para cuando el hambre apremiaba, claro esta que el comer, se convertía en un arma de doble filo al subir a los juegos mas vertiginosos, ya que cual película de terror, y perdonen la imagen que les narro a continuación, no faltaba quien desde lo alto de la montaña rusa o los paracaídas, lo traicionara el estomago y vertiera el contenido de sus entrañas al vacío, bañando con el desagradable fluido a los incautos de la fila, que muchas veces repetían el espectáculo solo por contagio y asco. Lo se, es desagradable pero era parte del folklore y estas manifestaciones de expulsión violenta del estomago, también llamadas emesis, podían encontrarse en los pisos del laberinto del terror, tachos de basura, o en espacios verdes de altos yuyos. En esa época no se escuchaba por los altoparlantes “personal de limpieza presentarse en el pasillo 4”.
El parque funcionaba desde los años 60 con alrededor de 35 juegos electromecánicos traídos por los hermanos Zanón (los de las cerámicas) desde Italia, tuvo su auge en la década del 80, convirtiéndose en el parque de atracciones mas importante de Sudamérica. Lamentablemente su reputación no era acompañada por la dedicación de sus dueños en el cuidado de los juegos, en el año 1978 debido a un incendio se destruyo por completo el tren fantasma, en 1989 otro incendio arrazo la pista denominada Super Monza, las columnas de humo obligaron a cortar el trafico en Av. Del Libertador, ese mismo año el fuego volvió en el laberinto del terror, finalmente en el año 1990 se produjo la clausura definitiva del parque, dictada por el entonces Intendente Carlos Grosso, y determinada por la muerte de una adolescente al desprenderse un carrito en un juego falto de mantenimiento.
Ese año el parque cerró sus puertas para siempre, fue desmantelado y sus juegos reubicados en distintos lugares, Brasil, Uruguay y Lujan entre otros. Ese mismo año comenzaron las leyendas de la Maldición del Italpark.

La maldición del brujo

Dentro del parque funcionaba un Pumper Nick, siempre abarrotado de niños gritones, adolescentes cancheros y adultos ofuscados, entre ellos se encontraba un hechicero de súper poderes, que luego de la larga espera por una frenys y una mobur y ante la mala atención por parte de los empleados sobrepasados, decidió echar una maldición al parque y a la cadena de comida rápida. Este poderoso conjuro, seria el responsable de las desgracias y el cierre de las dos empresas.

El Misterioso Galpón 39

Cuando se ordeno desmantelar el parque, los dueños no tenían muy en claro que hacer ni como, por lo que se les ofrece a los empleados del Ferrocarril Mitre a modo de extra, desmantelar el parque y guardar provisoriamente algunos de los juegos de feria en uno de los galpones del ferrocarril. Los empleados acceden y al no recibir el pago convenido, impiden el retiro de los objetos alojados en el galpón 39. Alertas a que los Hnos. Zanon no le hagan una mala jugada, se aseguran de cerrar y custodiar el lugar, con ese fin, aparece un encargado enviado por el ferrocarril y desconocido para los empleados, como se trata de un anciano no desconfían del enviado, aunque se dan cuenta que algo no está bien.
En el lugar se percibe una energía extraña, cuando se acercan a los objetos ocurren accidentes, por la noche se escuchan ruidos extraños y movimientos de luces,   por la mañana los objetos no tiene la misma disposición, comienzan a reportarse en el barrio desapariciones de habitantes de la villa 31 (ubicada frente a dicho galpón) que se escurrieron de noche al deposito para tratar de hacerse de un botín o simplemente por la curiosidad de ver en su interior y nunca mas se supo de ellos.
Los empleados encargados del lugar deciden tratar de deshacerse de los objetos, pero claro está, esto tenía que concretarse en la ilegalidad, y sin advertir a los interesados de las consecuencias de llevarse alguna pieza del Italpark a casa.
La leyenda cuenta que si vas a la bonetería de Retiro del Mitre a preguntar por el galpón 39 y su contenido, los empleados te dirán que no saben de que hablas, solo si insistís mucho, te mandan a hablar con el anciano encargado de cuidar las puertas del galpón, su nombre, “el perro”  Servero (un sinónimo sería “Can Servero” como el mítico  cuidador de las puertas del infierno) el te lleva al galpón a elegir la pieza y te da dos opciones, llevarla gratis ante el juramento de nunca jamás revelar su origen ni exhibirla masivamente o pagar una cifra desorbitada y contar su procedencia, eso si ateniéndose a las consecuencias.

La Ficha Mágica

Hoy en día poseer una ficha del Italpark es un tesoro incunable, pero mas aumenta su valor cuando te enteras que aun podes usarla en un juego, eso si, hay que seguir algunas reglas.
Lo primero es pararse a las 24 hs. en el lugar exacto donde estaba la puerta de entrada al parque y con la ficha en la mano (recordar que cada ficha poseía un color distinto y servia para identificar el juego al que se podía acceder) ante los ojos del poseedor aparecerá el parque en todo su esplendor, los juegos se verán viejos salvo el correspondiente a la ficha que se tenga. Solo se podrá usar una vez la ficha que quedo vedada por el cierre del parque, al terminar el juego el afortunado poseedor se tiene que retirar sin mirar atrás ni intentar subir a otro juego, de lo contrario quedara atrapado para siempre en la fantasía.

La súper 8 Maldita

El Italpark fue construido en el predio que ocupara entre los años 1911 y 1930 el “Parque Japonés” y que se incendiara al igual que su predecesor varias veces, la ultima destruyéndolo en su totalidad.
Siempre se dijo que aquellos terrenos estaban signados por la desgracia, como así también los juegos que la ocupaban. En el Parque Japonés se encontraba un juego llamado “terremoto de Mesina” y reproducía a modo de simulador la tragedia ocurrida en esa localidad de Italia en 1908, que cobrara la vida de 60.000 habitantes por consecuencia del terremoto y posterior tsunami. Vale la pena mencionar que era una atracción con un realismo macabro, de donde la gente salía en su mayoría con ataques de histeria. En el lugar que ocupara antaño esta atracción, se armo la montaña rusa denominada “súper 8 volante”, la misma contaba de una inestabilidad aterradora.
Una vez cerrado el Italpark, el juego fue adquirido por el Súper Park un parque de diversiones itinerante que recorría Latinoamérica y supo pasar por la Rural. En el año 2007 fue recuperada por el ArgenPark de Lujan, donde se reunió con casi todos los otros juegos pertenecientes al Italpark. Rolo trabajaba en el parque de lujan, se encargaba de recuperar los juegos originales diseminados por el país y el exterior y ponerlos en marcha. Con el afán de reconstruir la leyenda, todo lo documentaba en su fotolog, incluso la adquisición de la súper 8, sin saber que ella acabaría con su vida.
Rolo la armo en Lujan y con el parque cerrado al publico, decidió colocar una cámara al final de la bajada principal de la montaña, mientras llevaba a cabo su tarea en absoluta soledad, un carrito comenzó a moverse silenciosamente por los rieles de la montaña rusa, ascendió con lentitud por la subida principal, mientras el empleado se hallaba en los rieles compenetrado en su tarea, pocos segundos más tarde lo embistió por la espalda, haciéndolo caer al vacío desde una altura de casi 6 metros. Rolo murió en el acto por el impacto, la última foto subida fue la de dos amigos reestrenando la montaña rusa.  Link al fotolog de Rolo

Quizás esta ultima sea la mas real de las historias y la mas comprobable, en Internet se pueden ver las fotos que dejo Rolo, y la crónica de su muerte en los diarios. La súper 8 y el resto de los juegos siguen funcionando en Lujan, y si te dan ganas de recordar tu infancia y no tenés la ficha mágica, podes acercarte a ese lugar. Yo lo hice con amigos, pero cuando llegamos, la súper 8 estaba detenida, un carrito con 4 pasajeros estaba atorado en lo mas alto de la montaña y al oír los gritos desesperados   de sus pasajeros reconsideramos las opciones, cuando finalmente rescataron a las personas, recorrimos el parque en un autentico viaje por el pasado y a la hora de decidir si nos subíamos a los juegos, algunos preferimos quedarnos con el recuerdo…




25 jun 2012

Había una vez un circo


Corría el año 1910 y la patria pujante estaba de festejos por los cien años de la Revolución de Mayo. En el barrio de Caballito se inauguraba el parque que llevaría el nombre de “Centenario” íntegramente diseñado por el renombrado - y muy de moda en aquella época- arquitecto franco argentino Carlos Thays. Colectividades de todas partes del mundo, donaban esculturas y monumentos, entre ellos: “la torre de los ingleses” en Retiro, el monumento a Cristóbal Colon o el de George Washintong.
Para la ocasión la ciudad se lleno de visitantes extranjeros, algunos ilustres y otros no tanto. Entre las comitivas llegaron artistas de variedades, que representarían sus actos para el pueblo durante las celebraciones, entre ellos los hermanos Nobel.
El Trío de acróbatas era oriundo de Kiev, capital de Ucrania, y arribo a puerto Argentino en abril de ese año acompañado de algunos primos Rusos que desempeñaban otros actos del mundo circense. A pesar de estar pautado el regreso a su país luego del mes de Mayo, los dos hermanos mayores, decidieron seguir las representaciones y en poco tiempo se encontraron casados y con hijos.
Instalados ya definitivamente en nuestro país, continuaron con su espectáculo. Así pasaron los años y el menor de los hermanos llamado Jaim, que al llegar a Bs. As. apenas tenia 10 años, también formo su familia.
Corría el año 1925 y en Europa se vivían la post guerra, muchos decidieron escapar de sus países para no perder lo poco que les quedaba, este es el caso de Abraham Mociulsky, también oriundo de Kiev y viejo conocido de la familia Nobel. Abraham adquirió una finca a unas cuadras del Parque Centenario, en esa época las zonas linderas al parque ya eran popularmente llamadas con el nombre de este, a pesar de pertenecer a Caballito, Villa Crespo o Almagro.
No paso tiempo para que en parte de ese terreno ubicado en la calle Ferrari al 200, se instalara una carpa que llevaría el nombre de “Circo Estrellas del Centenario” y estaría a cargo de los hermanos Nobel.
Este espacio funciono hasta 1940, año en que la fiebre fabril, llevo a Don Mociulsky a tomar la decisión de construir en ese predio una empresa textil. La Fábrica fue inaugurada en 1945 y funciono hasta los años ´80 cuando cerró definitivamente sus puertas.
El viejo circo que parecía haber quedado en el olvido sin dejar rastro, vivía en la memoria del ahora anciano Jaim, aquella historia esperaba el momento exacto para ser contada.
Pablo Zarfati productor y director de espectáculos, y su esposa Miriam de profesión trapecista, llegan de un largo viaje por Paris, donde fueron a capacitarse cada uno en lo suyo.
A su llegada en 1991, montan un espectáculo circense al aire libre en el Parque Centenario que se presentaría durante todo el año, Pablo entusiasmado por la experiencia, le cuenta a su abuelo los momentos vividos. Para su sorpresa, este, le relata su llegada a Buenos Aires proveniente desde Ucrania, junto a primos y hermanos en 1910 y la posterior apertura de un Circo en cercanías de dicho parque.
La casualidad sorprendió a la joven pareja, pero solo era el comienzo de una serie de acontecimientos insólitos por suceder.
David, el hijo de Abraham Mociulsky y heredero del enorme galpón donde alguna vez había funcionado la textil de su padre, y que desde los años 90 el edificio estaba totalmente abandonado, publicita el terreno en los clasificados del diario.
Cuando en el año 2004 Pablo, que busca un lugar para abrir “El club de trapecistas”, leyó el aviso y no tuvo más que apelar a su memoria y atar cabos para que el círculo se cerrara. Basto con contarle la historia a David, para que ésta siguiera su camino. No había mas que decir, el galpón de la calle Ferrari 252 volvería a ser el “Circo estrellas del Centenario”.
Hoy de su cúpula que mantiene la claraboya original, cuelgan alegres las nietas de Don Abraham en sus clases de trapecio. De la Fábrica quedo la estructura de 12 metros de altura, la caja fuerte cerrada y un “Viva Perón” manuscrito en el suelo, del viejo circo la sangre y la pasión de sus herederos.


Video de 1941 - inauguración del tinglado de la Textil

18 jun 2012

Viviendas para todos


Mil veces pase por esa manzana y mire sus muros sin prestarle mas atención de la que creí se merecían. Pero esta ciudad es así, cuenta historias a los gritos, para los oídos sordos de los habitantes que la recorren a diario.
La gótica Facultad de Ingeniería ya por si sola llama la atención, emplazada en el barrio de Recoleta en la manzana comprendida por las calles Av. Las Heras (ex Chavango), Pacheco de Melo, el Pje Cantilo y Azcuenaga, esconde otra historia que hasta hace un año estaba notoriamente visible y seguramente a pocos le llamo la atención.
La historia del barrio de Recoleta comienza en 1580, cuando Juan de Garay tras fundar la ciudad repartió las tierras entre los 65 hombres que lo acompañaban, Rodrigo Ortiz Zarate (2° intendente de la Ciudad) fue el afortunado poseedor de las parcelas que hoy ocupa y en ese entonces se conocía como la chacra “Los ombúes” . Tras la muerte de su primogénito dueño, su heredero Juan Ortiz de Garay vendió la chacra al capitán francés Beaumont a cambio de un traje completo de hombre, dado que consideraba que ese lugar no teni­a ningún valor. En 1608 las tierras fueron nuevamente vendidas, esta vez por una tenaza, una peluca y un abrigo.
El nuevo dueño Simon Valdez, era  devoto de la Virgen del Pilar y promete a esta  la construcción de un templo para venerarla, pero muere sin llegar a cumplir la promesa y los terrenos le quedan  a los frailes Recoletos Descalzos de la Congregación Franciscana,  quienes en 1732, y tras 26 años de construcción y 2 benefactores,  inauguran la aun existente Iglesia del Pilar, cercana al  arroyo Manso o Tercero del Norte, actualmente este arroyo esta entubado y discurre por debajo de Av. Pueyrredón,  Austria y Tagle, desembocando en el Río de la Plata.
Hacia 1830 el convento además había funcionado como cuartel, hospital de sangre, cárcel y la barda del recién inaugurado cementerio como “paredón de fusilamiento” por Rosas y sus soldados.
Cuando Buenos Aires sufrió terribles epidemias de cólera fiebre amarilla en la década de 1870, la población se desconcentró para evitar el contagio. De los 190.000 habitantes solo quedaron en la ciudad 45.000, las clases populares se instalaron en el sur-sureste de la ciudad, y las más acaudaladas lo hicieron en la Recoleta donde la altura del terreno reducía la presencia de insectos transmisores de la enfermedad.
Por esta emigración, muchos terrenos quedaron vacíos y sin dueño, como ser el caso de los ocupados por el Matadero del Norte, emplazado en la manzana mencionada al principio de este relato. Hacia 1882, el Ingeniero Municipal Juan Antonio Buschiazzo, creyó una buena idea diseñar un “Barrio Obrero” en estos terrenos. Su proyecto incluía dos tiras perimetrales de 56 casas a lo largo de Anchorena y Larrea, estas contarían con una sola entrada en medio de las cuadras, y en el centro un jardín donde se ubicarían los lavaderos. Lamentablemente este proyecto fue desechado, sin embargo en 1886 y lejos de dejar la idea de lado,  Buschiazzo decide cambiar la ubicación y trasladarla a la manzana contigua que llegaba hasta la calle Azcuénaga, serían 58 viviendas repartidas en tres franjas, en esta oportunidad,  solamente le aprueban edificar 1 tira de 20 casas con jardín y administración. De aquello que imagino como un gran conjunto de casas para obreros, finalmente se construyeron 8 viviendas que se inauguraron en 1889, siendo las pioneras de este tipo, ya que hasta 1910 no existió ningún otro plan de viviendas económicas.
En 1909 se proyecta la construcción de la Universidad de Derecho y Ciencias Sociales que ocuparía el espacio dejado por las viviendas no construidas, recién 3 años mas tarde y con los planos originales modificados, comienza la construcción que nunca fue terminada del todo, por lo que supone fueron errores de calculo en sus planos finales. En 1925 se inaugura parcialmente, para en 1938 abandonar definitivamente las obras dejándola sin sus revestimientos interiores y exteriores y cúpula neogótica. A fines de los años ´40 el edificio es cedido a la Facultad de Ingeniería, los vitraux de sus ventanales traseros y sus jardines lindaban con las 8 casas erigidas por Buschiazzo. En los Años ´80 es cuando se decide que la Facultad necesita un estacionamiento, por lo que se ordena demoler el interior de las casas centenarias y dejar solo su frente ciego a modo de muro perimetral.
Como una paradoja, lo que un día fue concebido para beneficio de la clase trabajadora es demolido en beneficio de la clase acomodada. Y si nos parece incompatible pensar en casas obreras, en el corazón de un barrio donde el inconciente colectivo cree que los humildes solo tienen acceso en condición de empleados, los muros inertes y grises permanecían ahí desafiantes, aunque no todos supieran su historia.
Hoy cuando en los medios se habla de viviendas para todos, aquellos muros fantasmas que resistieron al tiempo, y en los últimos años sirvieron de albergue para personas en situación de calle, fueron demolidos con el fin de construir estacionamientos subterráneos. Con ellos se fue un monumento a la utopia, los sueños de integración entre clases sociales y parte de la historia de la Ciudad, esa que nos cuenta cuando un terreno no valía más que un traje o una peluca.


30 may 2012

El encantador de almas


De largos cabellos canosos, casi blancos, como su larga barba, de traje blanco impecable como sus alpargatas, o con saco cruzado de un colorado brillante que contrasta con su rostro pintado con pálidas cenizas, esta sentado en un tacho raído, con los pies bien juntos, su mano derecha aferrada a una flauta y su izquierda dibujando notas incoherentes en el aire de la ciudad.
De los locos de Buenos Aires este es el más misterioso, su estampa de faquir, de Cristo avejentado, flautista encantador de almas distraídas que se aparece ante los incautos caminantes nocturnos.
Dicen que si lo ves, tenés que darle una moneda y te traerá buena fortuna, al menos por esa noche. Pero no para todos es visible y no todo el que lo ve, puede escuchar su música, para algunos simplemente es un fantasma entre la gente, para otros un mimo que gesticula y no emite sonido alguno de su instrumento, para los privilegiados, de su flauta salen notas mágicas que te traspasan el alma.
Si vas distraído y seguís de largo, posiblemente lo encuentres al llegar a la próxima esquina. Hay quienes aseguran que tiene un aura mística, que encontró una melodía y mientras sea tocada tendrá la vida eterna. Nadie sabe con certeza cuantos años hace que esta en esa esquina de Lavalle y Cerrito, algunos afirman que mas de 20, otros que toda la vida, lo cierto es que a través de los años, el flautista de Lavalle, nunca cambio su fisonomía.
Muchos quisieron fotografiarlo, pero su imagen se velaba o salía desenfocada, solo con las cámaras digitales pudieron lograr el cometido, otros le preguntaron su nombre y solo ante la insistencia contesto que era Dios.
Dicen que dicen, que en Lavalle existen las fuerzas del mal y del bien, que el viejo es hacedor de almas y que represente al bien y el ser del mal, camina tatuado de los pies a la cabeza...Algunos recuerdan haberlo visto un día y al siguiente no saben de quien se trata, otros escuchan su música encantada que provoca extraños recuerdos en tanto que otros solo oyen el viento. Si lo miras a los ojos y tu alma es pura, sentirás la dulzura de su mirada complaciente, en cambio si no sos digno, te invadirá el temor con solo sentir su presencia.
Los más románticos sostienen que el viejo es el fantasma de Luis Teisseire, que a pesar de haber sido en vida un eximio flautista, al morir olvido las notas. Otros afirman que es Ian Anderson, el mítico integrante de Jethro Tull, que loco baga por las calles de Buenos Aires entremezclando notas al azar, o que es el judío errante y no morirá hasta que el mismo Jesucristo vuelva a nacer.
Cuentan que un día lo vieron en San Telmo y a la semana en Castellón de la Plana en Valencia España. Que vive en el hotel Paraná en el centro y seria oriundo de Brasil y no sabría hablar castellano.
Alguien le escribió un poema, otro le dedico un cuento, su personaje aparece en una Films de Ciencia Ficción animada y en innumérales foros de la web, debaten su verdadera existencia. Lo cierto es que se convirtió en leyenda, su música cual canto de sirenas, atrapa a quien la oye y despierta la curiosidad del misterio no revelado.
La Verdad es que Jamás lo vi, y no se si alguno de los dichos sean ciertos, quizás algún día lo encuentre y me toque su canción, para ese momento llevo siempre una moneda en mi bolsillo y la mirada perdida en el asfalto. 


14 may 2012

Pepe y su golondrina


Cuando somos niños las cosas vividas en gran medida determinaran nuestro carácter de adultos, desarrollamos nuestros gustos, pasiones y también guardamos en la memoria aquellos momentos que al recordarlos nos dibujaran una sonrisa en el rostro.
A veces, los recuerdos están dormidos y nos hace falta un poco de ayuda para que despierten.

En mi infancia y la de mis hermanos, al igual que la de muchos chicos del barrio de Palermo, una sonrisa de oreja a oreja se nos formaba el día del niño. Más allá de la expectativa por los regalos familiares, que muchas veces respondían a los ruegos efectuados con varias semanas de antelación y otras tantas que eran mas no, ya sabíamos de antemano que en el Club Eros se preparaba una gran fiesta en la calle. No importaba mucho si se era parte del club o no, ni siquiera era condición ser vecino del barrio, desde los años ´60 era tradición y todos sabían lo que iba a pasar. Desde la mañana se veían los preparativos, la cuadra era cortada de esquina a esquina y adornada con banderines de colores, enormes caras de payasos dibujadas en cartulinas adornaban las paredes, una pareja de pony´s con sombrerito y montura se usaban para dar la vuelta a la manzana y sacarse una foto, se repartían caramelos masticables, globos y chucherías a granel y el numero principal era la función de títeres.
El carromato de La Golondrina llegaba tambaleante por las calles empedradas, perseguido por niños apurados que no querían perderse la función. Pepe, el titiritero desalineado y con espesa barba, estacionaba en Uriarte justo frente a la puerta del club, a nadie le importaba sentarse en los adoquines a esperar expectantes que las cortinas se corrieran y aparecieran los actores principales, un oso, un diablo, un caballero y una princesa. Entonces comenzaba la magia, se corría el telón, la música sonaba, las risas retumbaban en el cielo de Palermo y nadie quería que se acabe la función, la excitación por lo vivido duraba hasta el tercer recreo de lunes en el cole, donde se seguía hablando de lo sucedido.
Pepe Ruiz vivía en el barrio, aunque su barrio era la Argentina toda, desde muy joven a los 14 años, había decidido que su vida eran los títeres. El y sus entrañables personajes recorrían las plazas del país y del continente, contando historias a miles de niños de distintas culturas y a sus padres que también se emocionaban. Su lenguaje era universal, y los cuentos provenientes en su mayoría de su imaginación, dibujaban sonrisas a los niños aborígenes y a los españoles, a los del mar y los de las montañas, a los cristianos, los judíos, los musulmanes y los temerosos del diablo, que no les temblaría el pulso para arrojar objetos al carromato al ver salir a tan nefasto personaje con cuernos y tridente, por suerte estos últimos solo lo hicieron una vez y por el susto.
En los años ´80 Pepe ya tenia sus propios niños, quienes asistían a la escuela 23 Dr. José Maria Bustillos que quedaba en Thames y Gorriti, creo que eso lo motivo a dar clases de títeres los sábados en el colegio para los que quisieran asistir.
Con papel, agua y harina, los chicos materializaban los personajes que le dictaban su imaginación, las temperas de colores y los vellones de lana vieja le daban personalidad, para finalmente ser bautizados y presentados en sociedad como verdaderos seres vivientes dotados de alma que los padres mirarían sin comprender del todo su valor real. Pepe era muy didáctico y un pedagogo innato, a demás de enseñar a crear títeres, también daba clases de teatro y preparaba varias obras infantiles con elenco integrado por chicos de todos los grados, para ser representadas en un gran festival escolar a fin del año lectivo. El sabía ver más allá en cada niño, comprender sus necesidades y descubrir sus aptitudes, sabia como extraer el diamante en la roca.  
En los años 90, se lo solía ver por plaza Francia haciendo funciones los domingos a la tarde, y cada tanto desaparecía a causa de uno de esos largos viajes en su carromato.
En la actualidad y con sus sesenta y pico de años y 50 de trayectoria, vive en España, sigue enseñando su arte a jóvenes titiriteros y dando funciones callejeras acompañado de su hijo Iván. También edito un libro sobre los titiriteros trashumantes de Latinoamérica, y en sus páginas se puede descubrir su propia historia. Increíblemente y a pesar de su lejanía, su magia flota en la ciudad y en el recuerdo de miles de personas que lo vieron cuando eran niños, algunos cada tanto se preguntan por donde andará la Golondrina, otros como César López Ocón, le dedicaran un poema:

Vuela “La Golondrina” enamorada
por un cielo infantil de primavera
saltimbanqui feliz, volatinera,
se detiene en la aldea adormilada.
Nace ¡Oh! El retablo de la nada
y en medio de la plaza dominguera
florece, al fin, la risa bullanguera
como flor antigua, recobrada.
Los títeres retornan a la senda.
Más queda un viejo aire de leyenda
flotando como un duende forastero.
También a una muchacha le ha quedado
para siempre un recuerdo alucinado:
la barba hirsuta del titiritero.

En mi caso particular, le debo a Pepe ser el primero en creer que con 12 años yo podía contar historias, el me enseño a dar riendas sueltas a mi imaginación improvisando con un títere en cada mano o actuando sobre un escenario frente a todo un colegio. Durante años, estos hechos durmieron en mi memoria, fueron un recuerdo de la niñez del cual no note su verdadera dimensión hasta que me reencontré con Cris Lomba, quien fuera compañero de primaria y que antes de fallecer me regalara las imágenes de su infancia, entre sus relatos figuraba el siguiente: “...siempre me acuerdo de vos, tengo tu imagen grabada de una tarde en la plaza de Malabia cuando eras titiritera, guardo hermosos recuerdo de aquellos años”.
Ahora esos recuerdos me acompañan vividos en mi memoria para poder contarle a quien me lea, que existe un hombre poseedor de un mundo lleno de magia, que vuela con la golondrina y su nombre es Pepe Ruiz.