De largos cabellos canosos, casi blancos, como
su larga barba, de traje blanco impecable como sus alpargatas, o con saco
cruzado de un colorado brillante que contrasta con su rostro pintado con
pálidas cenizas, esta sentado en un tacho raído, con los pies bien juntos, su
mano derecha aferrada a una flauta y su izquierda dibujando notas incoherentes
en el aire de la ciudad.
De los locos de Buenos Aires este es el más
misterioso, su estampa de faquir, de Cristo avejentado, flautista encantador de
almas distraídas que se aparece ante los incautos caminantes nocturnos.
Dicen que si lo ves, tenés que darle una moneda
y te traerá buena fortuna, al menos por esa noche. Pero no para todos es
visible y no todo el que lo ve, puede escuchar su música, para algunos simplemente
es un fantasma entre la gente, para otros un mimo que gesticula y no emite
sonido alguno de su instrumento, para los privilegiados, de su flauta salen
notas mágicas que te traspasan el alma.
Si vas distraído y seguís de largo,
posiblemente lo encuentres al llegar a la próxima esquina. Hay quienes aseguran
que tiene un aura mística, que encontró una melodía y mientras sea tocada
tendrá la vida eterna. Nadie sabe con certeza cuantos años hace que esta en esa
esquina de Lavalle y Cerrito, algunos afirman que mas de 20, otros que toda la
vida, lo cierto es que a través de los años, el flautista de Lavalle, nunca
cambio su fisonomía.
Muchos quisieron fotografiarlo, pero su imagen
se velaba o salía desenfocada, solo con las cámaras digitales pudieron lograr
el cometido, otros le preguntaron su nombre y solo ante la insistencia contesto
que era Dios.
Dicen que dicen, que en Lavalle existen las
fuerzas del mal y del bien, que el viejo es hacedor de almas y que represente
al bien y el ser del mal, camina tatuado de los pies a la cabeza...Algunos recuerdan
haberlo visto un día y al siguiente no saben de quien se trata, otros escuchan
su música encantada que provoca extraños recuerdos en tanto que otros solo oyen
el viento. Si lo miras a
los ojos y tu alma es pura, sentirás la dulzura de su mirada complaciente, en
cambio si no sos digno, te invadirá el temor con solo sentir su presencia.
Los más románticos sostienen que el viejo es el
fantasma de Luis Teisseire, que a pesar de haber sido en vida un eximio
flautista, al morir olvido las notas. Otros afirman que es Ian Anderson, el mítico integrante de Jethro
Tull, que loco baga por las calles de Buenos Aires entremezclando notas al
azar, o que es el judío errante y no morirá hasta que el mismo Jesucristo
vuelva a nacer.
Cuentan que un día lo vieron en San Telmo y a
la semana en Castellón de la
Plana en Valencia España. Que vive en el hotel Paraná en el
centro y seria oriundo de Brasil y no sabría hablar castellano.
Alguien le escribió un poema, otro le dedico un
cuento, su personaje aparece en una Films de Ciencia Ficción animada y en
innumérales foros de la web, debaten su verdadera existencia. Lo cierto es que
se convirtió en leyenda, su música cual canto de sirenas, atrapa a quien la oye
y despierta la curiosidad del misterio no revelado.