Si bien denominamos barrió al espacio geográfico
delimitado por cierta cantidad de manzanas, la mayoría de las veces el barrio
es las cuadras aledañas a nuestra vivienda. Cuando sos chico tu barrio es tu
casa, tu escuela, el almacén, la casa de los compañeros, el club. Yo nací en
Palermo viejo, y a pesar de ser un barrio grande, mi Palermo no tenía más que unas
manzanas. A medida que se crece, los límites se van corriendo, pero en la
memoria el límite sigue siendo los lugares de la infancia.
Jaime el pollero
Don Jaime era un judío colorado de notorio bisoñe,
que tenia un pequeño local de venta de productos avícolas en Serrano 1421 y el
Pasaje Coronel Cabrer, justo entre la carbonería y la verdulería de los El Alí.
Siempre vestía un blanco guardapolvo y cuando no tenia clientes se paraba en la
puerta de su local, adornada con cortina de tiritas plásticas, a relojear a las
señoras y señoritas que pasaban por la puerta, manteniendo siempre la postura
de galán maduro.
Jaime tenia fama de “Carero” y mujeriego, combinación
que a los maridos del barrio no les convencía mucho. Por algún motivo lo
recuerdo parecido a Soldan.
Los muchachos Peronistas
Los Meccía eran una familia numerosa de
Peronistas, que tenían varios locales en el barrio incluyendo un comité. El
mismo estaba en Cabrera y Serrano, y desde ahí se maneja toda la militancia del
barrio. Si bien durante la dictadura muchos miembros de la familia se
guardaron, el local seguía funcionando a puertas cerradas. La realidad cambio
en el 82, cuando aptos para realizar campañas políticas, comenzaron a enardecer
al barrio todo, con el sonido de la marcha peronista emitido por el
altoparlante de una chata que recorría las calles a todo volumen.
La candidata era Teresa de Palmas, hija de don
Meccia, su campaña consistía en repetir una y mil veces su nombre y cada tanto prometía
un peronismo autentico.
*En los años 90 y como Embajadora en Republica
Dominicana designada por el entonces Presidente Menem, se vería envuelta junto
a su esposo e hijo, en un extraño caso de tráfico de drogas, secuestro y
asesinato de un menor en un ritual satánico. Su condición de diplomáticos les permitió
volver al país en 1996 sin cumplir condena.
*- Ante el pedido de la familia de Teresa De Palmas de corregir los hechos mencionados, dejo constancia que la información aquí publicada, fue extraída de los diarios de la época. Los mismos están disponibles en la web. Por lo que no emito juicio de valor alguno sino reproduzco la información antes mencionada.
http://www.lanacion.com.ar/168284-el-regreso-sin-gloria-de-meccia-de-palmas
http://edant.clarin.com/diario/1998/08/02/e-05801d.htm
http://www.40limon.es/1997/04/copa-inocencia/
http://manuel-miranda.blogspot.com.ar/2007/06/la-verdad-del-caso-llenas-aybar-juan.html
*- Ante el pedido de la familia de Teresa De Palmas de corregir los hechos mencionados, dejo constancia que la información aquí publicada, fue extraída de los diarios de la época. Los mismos están disponibles en la web. Por lo que no emito juicio de valor alguno sino reproduzco la información antes mencionada.
http://www.lanacion.com.ar/168284-el-regreso-sin-gloria-de-meccia-de-palmas
http://edant.clarin.com/diario/1998/08/02/e-05801d.htm
http://www.40limon.es/1997/04/copa-inocencia/
http://manuel-miranda.blogspot.com.ar/2007/06/la-verdad-del-caso-llenas-aybar-juan.html
La escuela 23
Sobre la calle Serrano entre Córdoba y Niceto
Vega estaba la escuela n° 23 Dr. José María Bustillos. De paredes blancas y
estilo colonial, tenia grandes ventanales que daban a la calle, un zaguán o
patio delantero, el patio trasero y al fondo la casa de Alcira la portera, una
provinciana retacona de carácter cambiante y notoriamente harta de las blancas
palomitas.. Ese edificio siempre fue escuela, aunque en sus inicios como
colegio de niñas pertenecía a la “Obra de la Conservación de la fe”
y era administrada por monjas, que no muy voluntariamente alquilaron el
inmueble al estado, hasta 1982 año donde seria devuelta en lamentables
condiciones, ya que al Intendente Cacciatore le salía mas barato construir una escuela
nueva que arreglar el maltrecho edificio. En 1976 sería testigo de un “operativo
militar” que consistía en decenas de soldados armados recorriendo el edificio
poblado de niños, y francotiradores apostados en los techos de chapa, a la
espera que apareciera algún montonero o terrorista.
El terror del colegio
Pegadito a la Escuela , estaba la casa de
Alejandro Santacaterina. Para los que cursaron la primaria en la 23 entre 1976
y 1985 saben perfectamente de quien les hablo. El pequeñín de anteojos de gruesos
marcos, era el mismísimo diablo reencarnado. Hijo de Yolanda y Tony, un
Italiano dueño de la pescadería “la
Rana ” que se encontraba en Av. Córdoba y Araoz, y hermano
mayor de unas mellizas que intentaban seguirle el tren sin existo. Si Matt
Groening hubiera pasado por Argentina, sin duda Bart Simpson seria una versión Light
de Ale, que irónicamente por lo largo de su apellido era apodado “Santa”. Llegado
un punto las maestras no se molestaban en llamar a sus padres, directamente en
lugar de mandarlo a dirección, le tocaban el timbre a su madre y le entregaban
al insoportable niño. Entre sus travesuras más recordadas se encuentra el día
que ante las altas temperaturas, decidió taponar los desagües de los largos
piletones del baño, llenarlos de agua, sacarse las ropas y simplemente sumergirse.
No existió compañerito suyo, que no se fuera a casa con un moretón causado por el,
eso si, a sus fiestas de cumpleaños nadie faltaba, simplemente eran las mejores….
Atracción Fatal
En las esquina de Thames y Niceto Vega, se
encontraba una ferretería con frente de granito gris y dos grandes vidrieras de
persianas verde oscuro que existió hasta hace unos años. La misma era famosa
por tener una pizarra en su puerta, donde contabilizaba los autos y colectivos
que se le incrustaban en la vidriera. Al principio su dueño reparaba el frente
una y mil veces, pero finalmente decidió que no valía la pena el esfuerzo hasta
que el entonces intendente de Bs. As, el Dr. Cacciatore, pusiera un semáforo. Los
números de accidentes escritos en tiza blanca llegaban a las tres cifras, y se
modificaban al menos 3 veces a la semana. Tardaron años en colocar el semáforo,
pero la pizarra nunca se fue, seguía contando choques aunque con menor
frecuencia. Nadie se podía explicar tal fenómeno, por suerte la victima siempre
era el frente, a pesar de ser una esquina muy transitada especialmente por los
chicos del colegio, que se encontraba a pocos metros de ahí. El último
accidente fue en 2010, cuando un camión repartidor de diarios destruyo por
completo el frente al chocar con un 55. Seguramente y después de casi 30 años
de soportar embestidas, esa fue la cuota que rebalso el vaso e hiciera que el
lugar bajara definitivamente la golpeada persiana..
Palermo Hollywood
En Serrano y Niceto vega, se encontraba la casa
de Chico Novarro. Para las Sras del barrio tomar esta calle era casi
obligatorio, ninguna quería perderse la oportunidad de ver salir a Chico de su
casa o simplemente escuchar a través de las ventanas los acordes del piano,
acompañados de su melodiosa voz. Nada
opacaba este momento, ni siquiera el invasivo y poderoso olor a queso
estacionado, que provenía del inmenso depósito de Quesoro, que se encontraba en
la vereda de enfrente.
Pero ese no era el único “Famoso” del barrio, sobre
Cabrera, llegando a Uriarte, se encontraba la casa de Maurice Jouvet y Nelly Beltrán.
Era habitual ver a Maurice hacer las compras por el barrio, cargando una típica
bolsa de nylon a rayas y sonriendo ante las muestras de admiración y afecto de
los vecinos. Su esposa Nelly solía asomarse a la ventana y charlar con las
vecinas. Sin dudas fueron habitantes entrañables del barrio.
A metros de su casa por la calle Thames, vivía Amalia
Bernabé, una viejecita poco simpática con una extensa trayectoria artística en
cine, tv y teatro, donde habría debutado en 1913 con apenas 18 años. Doña Amalia vivía en una casona con rejas al
frente, si bien no era una persona sociable y menos con los cholulos que se le acercaban,
no le quedaba mas remedio que aguantar a los curiosos que se alborotaban cuando
su sobrino tambien actor llamado Julio Gini y que trabajaba con Pepe Biondi la visitaba.
Su casa lindaba con un terreno baldío, lo cual
le proveía la satisfacción de no tener vecinos inmediatos, pero su suerte término,
cuando en 1982 y en solo 6 meses, construyen el edificio de 2 plantas con bloques
prefabricados, que ocuparía la nueva escuela 23. El edificio con cientos de
alumnos corriendo y gritando terminaría con la paz de la anciana de 87, que
constantemente llamaba para quejarse de los ruidos. Al año siguiente, en 1983 y
con 88 años fallecía. Los alumnos de turno mañana le enviaron a su familia una
carta de condolencias, ya no escucharían más los insultos propinados por detrás
de las persianas.
Cabos sueltos
En la intersección de las calles Thames y
Cabrera, funcionaba el almacén del Sirio, un sucucho atestado de mercadería,
que intentaba ser uno de los primeros autoservicios de Palermo, luego con los
años se mudaría a unos metros sobre la calle Thames, para convertirse en
supermercado y proveer a los restaurantes del barrio.
En diagonal se encontraba el “Bar de Laguna”,
un tugurio oscuro donde los hombres del barrio solían ir a jugar cartas y
tomarse unas ginebras. Entrar al bar aunque sea para preguntar algo estaba mal
visto, aquel lugar tenía fama de ser cueva de borrachines y pendencieros.
Ahí cerquita estaba el lavadero industrial, un
lugar con grandes calderas y perros bravos que lo custodiaban. Un buen día por
la mañana, las calderas explotaron, el estruendo retumbo en varias cuadras a la
redonda. Pronto se escucharon los bomberos y la policía advertía a los vecinos
que no salieran a la calle, porque los enormes y feroces perros heridos en la explosión,
recorrían las calles del barrio. Nadie se animo a salir hasta muchas horas mas
tarde, los días siguientes apenas se animaban a asomarse a la esquina del
lugar, para ver el frente ennegrecido por las llamas. Nunca nadie supo si
atraparon a los perros, tal vez todavía andan dando vueltas por el barrio.