4 feb 2018

La apuesta de Jose

José Antonio Barreiro nació un 27 de febrero de 1942 en la maternidad Peralta Ramos de Recoleta, aunque si le preguntaban a el, seguro diría en Serrano y Paraguay, en el barrio de Palermo.  Fue hijo de Álvaro oriundo de Cangas en Galicia y de Concepción de Orense, ambos venidos a argentina alrededor de 1926.
Sus Padres era propietarios de una carnicería en Serrano 2184, la cual atendieron juntos hasta 1947, año en que Álvaro fallece y su esposa se hace cargo sola del lugar y de la crianza del José de tan solo 5 años. Cuando Este cumple 18 y luego de haber terminado sus estudios secundarios en el Colegio Hipólito Vieytes del barrio de Caballito, toma las riendas del negocio familiar.
José tenia muchos amigos, pero entre los mas compinches se encontraban los hermanos Vicente y Arturo Fernández, propietarios del almacén ubicado en Serrano (en la actualidad Borges) 2108 y Guatemala.
Vicente solía ir los domingos por la tarde, a las tertulias de jóvenes del Centro Lucense. En esas reuniones conoce a Alicia Vilar, una jovencita de llamativa belleza capaz de deslumbrar con solo una mirada a los jóvenes asistentes, que a pesar de sus intentos por conquistarla, no conseguirían más que un contundente gesto de rechazo.
Alicia vivía en Mataderos y era hija de Hermelinda Masilla y Evaristo Vilar oriundo de Pontevedra en Galicia, propietarios de un almacén en Alberti y Murgiondo.  Evaristo tenia de proveedores a unos coterráneos de una empresa distribuidora de alimentos llamada Establecimientos Coveco que funcionaba desde 1963 en El Salvador 5127 y Godoy Cruz en Palermo. Estos jóvenes eran asiduos a las reuniones del club y serian los encargados de invitar a Alicia a participar, quien entusiasmada con la experiencia, termina siendo habitué del lugar.
Vicente, como otros tantos jóvenes frustrados por la inalcanzable Alicia, le cuenta a su amigo José sobre la belleza de esta, su mal carácter y su fama de inconquistable. José agrandándose delante de sus amigos, alardea sobre el hecho, que el si quisiera podría conquistarla aun sin siquiera conocerla. Ese día los amigos se hacen una apuesta nada mas ni nada menos que por el honor. Vicente le daría a José el teléfono de Alicia, y el a ciegas y sin mas que los datos que le dio su amigo intentaría invitarla a salir.
Un 19 de Junio de 1966 José decidido a ganar, levanta el teléfono y disca sin titubear. Ante el desconcierto de Alicia, el pícaro José, le asegura que se conocen del centro Lucense, ella que no lo recordaba, claro esta que nunca lo había visto, en medio de la confusión y curiosidad acepta una cita para el día 23. Cuando Alicia descubrió la verdad, era demasiado tarde, José ya la habría conquistado.
Apenas 14 meses después, el 5 de Agosto de 1967 se casan en la Basilica San José de Flores  y se instalan en la casa de Jose.
Juntos convirtieron la carnicería en un pequeño mercadito llamado “mercado y mucho mas”. En 1972 llego su primera hija María Alejandra, luego le seguirían en 1973 Gabriel, Daniel en 1975 y María Estela en 1977. Para ese entonces José tenia dos Hobbies, el primero era viajar por el pais. Para satisfacer este, tenía una pequeña casa rodante y un Ford Farline en el que cargaba a toda la familia y recorría las rutas argentinas anque algunos países limítrofes cuando el tiempo se lo permitía. El segundo pasatiempo, y por el que muchos lo recordarán era el de la fotografía.
José tenía de amigo a Miguel Plaquin, un fotógrafo de profesión que cubría sociales y vacaciones en Mar del Plata. Atraído por el oficio,  tímidamente comenzó a indagar sobre el tema y adquirió una Contaflex de 35 mm, que posteriormente sería sustituida por una Nikon profesional. José sacaba fotos a rolete, con rollos armados junto a su amigo, los que tenían mucho más que 36 fotos. También junto a él y en el laboratorio de Plaquin  revelarían el material. Familia, amigos, fiestas, accidentes, paisajes, viajes, retratos escolares, hechos curiosos, todos pasaban por la lente de José, que cargaba continuamente sus cámaras para no perderse nada. A veces su pasión lo hacia meterse en lugares insólitos. Una vez, el 16 de enero de 1978 camino a unas vacaciones en Mar de ajo, por la radio escuchan sobre la explosión del 4° piso del edificio de Paraguay 4522 y Serrano, asustados por la noticia, se comunican con el entonces dueño  de la pizzería El pingüino de Palermo, quien los tranquilizó diciéndoles que su casa no sufrió daño, ni los perros que habían quedado a cargo del padre de Alicia. A decir verdad los animales era lo que más les preocupaban. Al regresar, y con la excusa de chequear unas grietas en la medianera, José apalabro al encargado y logro ingresar al lugar siniestrado y fotografiar todo, cosa que ningún reportero había logrado. El parte oficial de lo ocurrido decía que fue un escape de gas, aunque se rumoreaba en el barrio que el lugar era escondite de miembros de montoneros y la explosión no había sido un accidente.
En 1982, da por finalizado su trabajo en el mercado y vende el fondo de comercio para dedicarse por varios años enteramente a su mujer y sus hijos.  Desde 1976 era un activo colaborador de la Parroquia San Francisco Javier de Serrano y Nicaragua y de su entonces párroco Fernando Echeverria. José a demás de ser practicante de su fe católica, colaboraba en el armado de los eventos y en el registro fotográfico de los mismos. Pasados los años 80 continúo su labor con el nuevo párroco Martín Bustamante, con quien fundara el grupo de Matrimonios. Para ese entonces Alicia atendía un pequeño kiosco y librería que se encontraba dentro del Colegio de niñas Santa Rita, lindero a la parroquia, y José trabajaba junto a un amigo en una pequeña editorial universitaria. El matrimonio era conocido por grandes y chicos de la comunidad, especialmente por el gran carisma de Alicia. Sus hijos crecían y junto a sus amigos invadían la casa familiar, que siempre tenia las puertas abiertas para recibirlos. José de apariencia seria jugaba el rol del padre intimidante, mientras que Alicia era la madre cómplice. La realidad es que los dos eran felices de ver su casa llena de jóvenes de todas las edades y lo de los roles era simplemente para poner orden entre tanto crío propio y ajeno. Mientras el Farline jubilado descansaba eternamente sobre la vereda del Pingüino, y servia durante años de asiento improvisado en las charlas callejeras de los amigos de sus hijos, cada tanto José accedía a cargar mas de media docena de pibes en su Falcon Rural Bordeax (en esa época no había limites para llevar gente en un vehiculo) y llevarlos a pasar el fin de semana a su quinta en moreno.
Así Alicia y José vieron crecer a sus hijos, a los amigos de sus hijos, y a los vecinos del barrio y el colegio.. Siempre colaborando y participando activamente en causas que consideraran nobles.
El nuevo siglo llegaría y José no estaría para verlo, un 8 de octubre de 1999 partió producto de una insuficiencia renal. Rodeado de sus hijos y dos de sus nietos nunca dejó de hacer planes de viajes para cuando se recuperara.
La parroquia fue escenario de la misa de cuerpo presente, oficiada por los curas Fernando y Martín, quienes a pesar estar en otros destinos asistieron especialmente. Junto a ellos y sin que la ceremonia fue anunciada, docenas de vecinos y amigos se presentaron, y otros tantos acompañaron sus restos al cementerio de la chacarita.
José no era famoso más que en su círculo de amigos, no realizó ni grandes ni heroicas proezas. José retrató su vida y la de su comunidad, dejó cientos de imágenes en papel y otras tantas en la memoria de quienes lo conocieron. José siendo hijo único formó una familia numerosa y unida, llena de nietos y biznietos que llenan de risas la casa que aún habita Alicia. José le apostó a Vicente lo que sin saber sería el resto de su vida. José gano fácil, porque si hay algo que tenía José, era Honor.