Eli caminó derecho hacia esa mesa del bar que
estaba en la vereda, y se sentó junto a la mujer que hacia años lo acompañaba.
Frente a ellos el parque Centenario, escenario ideal para acompañar aquel café
de la tarde. La brisa entre los árboles acariciaba su cabello blanco, el sol
estaba tibio, agradable, tal vez demasiado… su calidez lo invitaba a dormitar,
casi sin darse cuenta cerro sus ojos, imagino que en su cabeza sonaba música y
se dejo transportar por ella.
Eliseo Solino era de esos tipos entrañables,
que todos merecen conocer un día . De figura esbelta y nariz prominente que sostenía
unos lentes de marco metálico, era poseedor de una sonrisa siempre lista que lo
convertía a primera vista en un personaje afable y simpático.
Oriundo de Villa Urquiza, le gustaba estar con
jóvenes, y me atrevería a decir que su lugar en el mundo, era aquella casa de
la calle Lambaré en Almagro, donde funcionaba radio “La Tribu ”. Justo allí lo
conocí.
Era el inicio de los ´90, en los pequeños
escenarios de jazz sonaba la “Almagro Dixiland Band” formada por él, en
aquella época tendría alrededor de 50 años, sus canas tempranas y su espíritu
joven no permitían hacer bien los cálculos,
era un eximio trompetista , melómano apasionado y conciliador nato.
En la vieja casa de la calle Lambaré funcionaba
el “Club de las Bellas Artes” reducto de poetas, músicos, artistas plásticos y
bohemios de izquierda, embarcados en la utópica idea de cambiar el mundo por
medio del arte, y en el éter sonaba desde hacia poco mas de 1 año la radio que
transmitía desde la calle Gascón, creada por jóvenes estudiantes de
comunicación con las ideas claras y la sangre revuelta...
Diego el sobrino de Eli y amigo de Ernesto Lamas,
director de la radio, pensó lo interesante que seria que su tío tuviera un
programa en ella, a pesar de su inexperiencia en el tema acepto el desafío, así
fue que en junio de 1990 se comenzó a emitir “Jazz en la Tribu ”, paradójicamente para
el, su tutor y operador se apellidaba
Monk.
Ante el inminente desalojo de la emisora por
parte del consorcio, harto de ruidos molestos y desfile de personajes “con pinta
de raritos”, Eliseo ofreció ser negociador con la gente del club para que le
diera un espacio en su casona, finalmente las negociaciones fueron un éxito.
Ya instalados en Lambaré, Eli tomo un
protagonismo mas activo en la radio, su pequeña oficina en la parte delantera
de la casona estaba tan abarrotada de discos, que casi era imposible abrir la
puerta. Siempre estaba dispuesto a colaborar con los chicos que se iban sumando
a la radio, muchos carentes de experiencia y con conocimientos musicales limitados.
La música
lo era todo en su vida, para esa época su agrupación pasó a llamarse “Luisiana
Dixieland Band”, dando recitales en diversos bares y festivales de Jazz,
incluyendo uno en el estadio de Velz Sarfield. A todo pulmón edito un cassette que
generosamente regalaba a los amigos.
Su fama como notable del jazz, hizo que de
varias radios requirieran sus servicios, así fue como su programa fue
transmitido en: FM Minotauro, FM Exclusiva, FM Villa Urquiza y LS 11 Radio
Provincia entre otras.
Hacia 1997 Eliseo emprendió una gira como solista, radicándose
por varios años en Colombia, donde fuera recibido con los brazos abiertos y formara "La Bogotana Jazz
Band" que tocara en los mas distinguidos clubes y bares de ese país.
En el año 2000 y con motivo de la edición del libro conmemorativo del 10°
aniversario de su querida radio, escribió sobre sus comienzos, claro está que en su versión de los hechos y con el humor
que lo caracterizaba.
Un día regreso y nos encontramos por casualidad en el barrio de Colegiales, parecía que el tiempo no le había pasado, a pesar del éxito la morriña por su país lo había traído de vuelta, tenia ganas de volver al aire y así
fue que ocurrió, a pesar que todo estaba cambiado y su inclusión requirió de
esfuerzo, muchos de los integrantes originales ya no estaban, y los nuevos no
lo conocían o solo lo habían oído nombrar.
La ultima vez que nos vimos fue
en la puerta de Lambaré, el me esperaba con un Cd de dos temas en la mano, en su tapa manuscrito podía leerse “Tío Eli Trio”.
Al poco tiempo Damián Valls, un viejo conocido de la radio me dio la triste noticia, dijo que ocurrió aquella tarde tomando café, simplemente cerró sus ojos y voló, como
las notas sopladas en su corneta, seguramente en su cabeza sonaba música, y se
dejo transportar por ella.