Corría el año 1926, y la Familia Rocatagliatta ,
integrada por Luiggi, un ex Bersagliere del ejercito de Garibaldi, el cual había
perdido un ojo izquierdo en batalla, su esposa Glorietta Cattanni, ex militante
del movimiento anarquista “Camisas Rojas” y sus mellizos de 17 años Emmanuel y
Vittorio, se mudaban a la planta alta de la casa sita en Av. EnTre Ríos al
1000.
La vivienda construida en 1922 por el
renombrado arquitecto Virgilio Colombo, a pedido del entonces Empresario de calzado
Leandro Anda, contaba con un local comercial y dos entradas. En la
correspondiente a la vivienda de planta baja, vivía la familia Zick. Al igual
que sus nuevos vecinos eran inmigrantes. Ernest de origen Húngaro, tuvo su pasado
militar en la Legión
Extranjera , de la cual había desertado en África, por asesinar a un oficial durante un
juego de dados. En su huida conocería a Dolores Rocío, una andaluza que despachaba
un almacén en Tánger, perteneciente a un musulmán llamado Al Jassan y al cual
luego de conocer a Ernest, lo habrían
matado para robarle sus posesiones y escapar juntos, llegando a Buenos Aires en
1893 donde tuvieron a su hija Celina Amparo de 16 años.
No paso mucho tiempo hasta que las familias
entablaron amistad, los hombres solían mantener largas charlas sobre batallas y
armas, Luiggi era propietario de una armería en la calle Cangallo en el barrio
de San Nicolás y en sus ratos libres se recluía en el palomar, que pido expresamente
arquitecto Colombo, construir como anexo en la terraza junto con un mirador con
techo a cuatro aguas, desde donde se veía toda la ciudad.
Las Mujeres que también eran de armas tomar, se
relacionaban con mucha familiaridad, accediendo permanentemente una a la casa
de la otra por los pasillos internos, conviviendo como familia.
Los jóvenes de ambas familias estaban largas
horas juntos, y no paso tiempo hasta que los dos hermanos quedaran prendados
por la belleza de la picara adolescente.
Amparo, que era consciente de su belleza,
jugaba constantemente a conquistar a los mellizos. Emanuel, que era más
extrovertido, fue el primero en robarle un beso. Esto no fue suficiente para
que la joven le entregara su corazón, lejos de eso, se propuso seducir a
Vittorio, al cual su extrema timidez lo mantenía alejado de cualquier intento
de aproximación. Con el tiempo ellos serian concientes que compartían el amor
por Amparo.
Este perverso juego a dos puntas de la joven,
logro crear una rivalidad entre los hermanos que desencadenarían en los
trágicos hechos sucedidos durante la noche del 17 de mayo de 1927.
Aquel martes por la noche, en la ciudad de
Buenos Aires se había desatado una tormenta atroz, los fuertes vientos
golpeaban contra las ventanas de los pisos superiores, por donde se colaban los
refucilos de los relámpagos y los truenos retumbaban en el espesor de la noche.
Vittorio desde un rincón del cuarto observaba
dormir a su hermano, en su cabeza repasaba una y mil veces la enseñanza de su
padre que rezaba “en el amor y la guerra todo se vale”. Es cuando entre sueños,
Emannuel susurra el nombre de Amparo, acompañado de una sonrisa de Satisfacción.
Vittorio fuera de si, se abalanza sobre su mellizo
y comienza a apretar su cuello, Emmanuel abre sus ojos desorbitados y sin
comprender ni ofrecer mayor resistencia fallece a manos de su hermano.
Vitto luego de un minutos de observar el cuerpo
yacer en la cama, toma dimensión de sus actos y reconoce que ya no hay vuelta
atrás.
Sigilosamente sube por las escaleras de
servicio hacia la terraza, en su camino toma un rollo de el alambre utilizado
para colgar la ropa, la lluvia no ha cesado y la noche solo es iluminada por
los relámpagos. Sube al mirador pasando por el palomar de su padre, del cual
deja la reja abierta. Con la ayuda de una mesa y una silla, ata el alambre de
las vigas del techo, lo enrolla en su cuello y con una firme patada desplaza la
silla donde estaba subido. Su cuerpo se balancea dando los últimos estertores,
el tampoco ofreció resistencia.
A la mañana siguiente, Glorietta va al cuarto
de sus hijos para despertarlos, pero solo encuentra el cuerpo sin vida de
Emannuel. Sus gritos se escuchan en toda la casa, Luigi corre a socorrerla,
luego de ver la escena y sin comprender lo sucedido comienza a recorrer la casa
en busca de Vitto. Pero su búsqueda es en vano, parece que el joven se esfumo
en la noche, una idea cuza por su cabeza y decide subir a la terraza, mientras
trepa los escalones, advierte un silencio fuera de lo normal, a esa hora los
buchones suelen hacer su barullo característico. Una vez en el lugar ve el
palomar vacío, y con solo mirar hacia arriba, nota como el cuerpo de Vitto se
mece al compás del viento en lo alto del mirador.
Impresionado por la escena, y a pesar de haber
visto horrores en la guerra, el corazón de Luiggi no resiste y cae desplomado
sobre las baldosas mojadas, a las puertas de su palomar. En ese instante y con
los vecinos de la cuadra de testigos, sobre la terraza de la
Casa Anda , sobrevuelan decenas de aves
salidas de sus nidos. La gente de a poco se amontona para ver el inexplicable espectáculo
que dan las aves, los incautos transeúntes no dan crédito. No tarda en llegar
la policía alertada por los gritos que salen de la casa. Junto a estos ingresa
el Dr, Ramírez, vecino de la casa, que es llevado a la terraza para socorrer a
Luigi aunque sin éxito.
Ernest y Dolores espectadores privilegiados, no
tardan en sospechar que la causa de tal desgracia tendría que ver con su hija Amparo.
Glorietta al descubrir la muerte de su otro
hijo y su esposo, intenta arrojarse desde el balcón hacia la vereda, la policía
y el medico frustrarían su intento, y con la ayuda de dos enfermeros, es
trasladada en ambulancia con un cuadro de desequilibrio emocional.
Los restos de los 3 hombres Rocatagliatta
fueron inhumados en el cementerio de la chacarita, al entierro asistieron
numerosos vecinos y amigos de la familia, también estaba presente Amparo,
vestida de riguroso luto, junto a sus padres que escuchaban los murmullos de
los concurrentes comentado la culpa de su hija en el desarrollo de los acontecimientos.
Amparo, pocos años después de lo sucedido, huyo
un domingo rumbo a Brasil con Pedro Fosse, un paraguayo carnicero, jugador y
mujeriego, que imitaba en su look a
Carlos Gardel, y era inquilino del local que pertenecía a la propiedad.
Su padre, luego de buscar al indeseable yerno
por cielo y tierra con intenciones de matarlo, se marcho junto a su esposa con
paradero desconocido.
Glorietta siguió sola habitando la casa, que
poco a poco se iba deteriorando al igual que su salud mental. Los vecinos podían
verla pasar largas horas mirando desde la ventana del cuarto que había sido de
sus hijos, y donde muchos años mas tarde encontrarían su cuerpo en avanzada
descomposición y parcialmente devorado por roedores.
Con el correr de los años el edificio fue
cambiando de dueños, uno de los tantos fue Ivanildo Menezes y su esposa Marie,
Pai de Santo, que utilizaban la
propiedad como templo unbanda y sobre
los cuales se a regado innumerables
rumores sobre las actividades allí realizadas.
También se cuenta que mientras la casa se
utilizo como inquilinato, antes de ser internado en el borda, allí vivio
Solaris, el mítico personaje autoproclamado extraterrestre, quien habría
inspirado a Eliseo Subiela para su Film “Hombre mirando al sudeste”
Hoy la casa de la Av , Entre Ríos 1081 permanece en pie, tapiada,
abandonada y tenebrosa. Dos cabezas de leones, testigos ciegos de la historia
custodian las entradas.
Sus paredes y salones que conocieron el
esplendor de la alta sociedad del 1900, encierran las historias de muerte,
locura y brujería de los que la habitaron a través de los años.
Solo los que no conocen la historia, se atreven
a mirar hacia arriba las noches lluviosas, corriendo el riesgo de encontrarse con
la imagen del ahorcado en el mirador.