17 ago 2012

El señor de la lluvia

Juan Pedro Baigorri nació un 4 de enero de 1891 en San José, Uruguay, aunque se empeñaba en decir que era Argentino, de C. del Uruguay en Entre Ríos. También afirmaba que su segundo apellido era Velar y que estudio en la Universidad de Milán, lo cierto es que todo lo que decía era motivo de duda, y en gran parte ésto lo convirtió en leyenda.
Su padre Coronel del Ejercito, había sido muy amigo de Roca, por lo que los Baigorri se movían entre las familias bien relacionadas a la política. De su infancia y adolescencia mucho no se sabe, se presume que estudio Ingeniería en Petróleo, y posteriormente, en el exterior hizo una carrera en geofísica, y trabajó para distintos países de África, Asia, Europa y America del Norte en cuestiones de corrientes subterráneas. Durante sus viajes gestó un aparato electromagnético, que sería el que le diera la fama.  
Al regreso de su travesía, y portando una caja de madera, se asentó en el barrio de Villa Luro junto a su mujer y su hijo, se dice que anteriormente vivió en Caballito, pero la humedad y la altura del terreno no le satiafacian, por lo que con aparatos de medición en mano recorrió la ciudad hasta dar con el barrio que lo cobijo hasta el final de sus días y del cual lo harían vecino ilustre.

El cuarto mas alto de la casa de Araujo y Ramón Falcón, servia de laboratorio para perfeccionar su invento, aquella caja que originalmente fuera concebida para detectar capas geológicas, afirmaba que podía hacer llover donde y cuando el lo quisiera.
Las pruebas generalmente las realizaba los fines de semana, provocando que se suspendieran los partidos en “El Fortín” por mal tiempo, por suerte los hinchas de Vélez, todavía no estaban al tanto de los poderes de Baigorri.
A sus 47 años en noviembre de 1938, estaba listo para mostrarle al mundo su logro. Con este fin se dirigió a la Empresa Ferrocarril Argentino y expuso su propuesta, fue recibido por el Ing. Hugo Miatello, quien fuera posteriormente designado por la empresa para acompañar a Baigorri a algún punto del país donde hubiera sequía, ese lugar fue Pinto en Santiago del Estero. El 11 del 11 arribaron a “los Milagros” donde inmediatamente conectaron la maquina al suelo reseco, el primer síntoma en percibirse fue el cambio del viento, a pesar de los intentos también fue el ultimo. Vale aclarar que aunque la lluvia no apareció, la extraña respuesta climática llamo la atención, Baigorri aseguro que su maquina necesitaba mas poder y prometió regresar y efectuar el milagro.
Permaneció encerrado en su altillo hasta el día del viaje, el 19 de diciembre volvió a conectar la maquina y no paro de llover copiosamente desde el día 23 a las 8 am, hasta el 25 a la madrugada, el día 27 llego el tren nuevamente a Retiro donde una multitud lo esperaba para llevarlo en andas hasta la Torre de los Ingleses para rendirle honores.
Como era de esperarse, aparecieron los detractores, entre ellos Alfredo Galmarini, quien fuera entonces Director del Servicio Meteorológico, indignado por la creciente fama de Baigorrita (diminutivo usado por las masas) públicamente acuso los hechos como un “atentado a la ciencia” y ridiculizo a la maquina y su creador, “Deberíamos llegar a la conclusión de que aumentando la potencia del aparato y multiplicando en gran cantidad su número, podríamos llegar sin mayor esfuerzo mental al diluvio universal”. Pero las cosas no quedarían así, mientras un periodista del diario Critica entrevistaba al hombre del momento por los dichos ofensivos, este escribiria una nota y se la entregaria con el fin de ser publicada, en ella podía leerse:  “Como respuesta a las censuras de mi procedimiento, regalo por intermedio de Crítica, una lluvia a Buenos Aires para el 3 de enero de 1939” firmado “Baigorri V”. Como colación, le hizo llegar a Galmarini un paraguas acompañado por una nota que decía: “para que lo use el 3 de enero”.
Que sucedió entonces? Ese día entre las 5 y las 9 de la mañana se produjo el copioso chaparrón que seria titular en los diarios y bautizaría a Baigorri como “El Mago de la Lluvia”.
De ahí en mas  fue entrevistado por os principales diarios del mundo y buscado de todas partes para comprarle su invento, a las millonarias ofertas el Ingeniero respondía: "soy argentino... mi invento es para beneficiar a la Argentina".
En la década del 40 y debido a un fracaso en un pueblito de la Provincia de Bs. As., el hombre permaneció en el ostracismo hasta el año 1951 donde fue llamado por el Gobierno de Perón, para proveer de lluvia a la región de Caucete en San Juan, acosada por un incipiente sequía, debido al éxito, fue nuevamente enviado en comisión a Córdoba donde provoco lluvias y tornados y en 1952 a La Pampa, donde también se vieron por ultima vez en esa década sus logros. Dicen que el Gobierno le exigió el secreto que encerraba su caja mágica, el siempre respondía lo mismo” consta de una antena especial, que despide rayos electromagnéticos hacia la atmósfera y va produciendo la congestión hasta provocar la lluvia”esta explicación no era suficiente para los científicos ni para el Gobierno que no había financiado los trabajos realizados, Baigorri que reclamaba el pago, prefirió llamarse a silencio antes que revelar el secreto.
En el año 1968 y en respuesta a una biografía publicada en la revista “Todo es Historia” Baigorri escribió una nota afirmando los dichos publicados y ofreciendo una demostración en el sitio donde hiciera falta, Pipo Mancera lo entrevistaría en sus “Sábados circulares” donde repetiría el ofrecimiento. A su propuesta respondieron las autoridades de la Provincia de Córdoba, dispuestas a pagar 1 millón de pesos por la lluvia, pero lamentablemente esta vez no funciono.
En mayo de 1970 se prendió su maquina por ultima vez en Uruguay (al menos públicamente), donde llovieron durante su estadía 280 mm , mas que suficientes para hacer un retiro triunfal.
Para esa misma época, Garcia Ferrer lo abría homenajeado con su personaje “El profesor Neurus”, uno de los inventos más fascinantes del célebre Profesor, al que mencionaba como "la experiencia más sensacional del siglo XX", era “El Pluviotrom” una máquina capaz de generar lluvias en cualquier momento y lugar, haciendo clara referencia a la Caja de Baigorri.
Unos años antes de fallecer y con tres hipotecas sobre su casa, tuvo que venderla ya que el dinero que penso le pagaría el estado por sus trabajos nunca llego, la casa que se alzaba en la esquina sudoeste de Ramón L. Falcón y Araujo ya no existe, en su lugar se hay un edificio de propiedad horizontal; sin embargo dicha esquina, para los viejos vecinos del barrio de Villa Luro, sigue poblada de recuerdos y parece resonar aún en ella el murmullo de los niños cantándole al “Nuevo Júpiter”  “…que llueva, que llueva, Baigorri está en la cueva…. enchufa el aparato y llueve a cada rato…”
En las vísperas del 23 de marzo de 1972 llovió, y con la lluvia a los 81 años se fue el polémico Ingeniero, mientras se celebraba el día del meteorólogo. Los mas románticos aseguran que fue enterrado en el cementerio de Flores junto a su caja, la triste realidad cuenta que esta arrumbada en un deposito junto a otros bártulos, nadie sabe si revelo su secreto a su hijo William o a sus nietos, tampoco en que inspiro su descubrimiento, pero después de conocer la historia, es inevitable pensar si cada vez que llueve es “San Pedro” o el Señor de la lluvia.



2 comentarios:

  1. gracias por rescatar esta parte de nuestra historia. Es verdad q hace falta creer en algo y más q nada muchas veces hace falta encontrar héroes nacionales...

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    1. Gracias a vos por tu comentario. Esta es una ciudad de lugares ignorados y héroes olvidados, entre todos podemos reconstruir la historia de lo cotidiano.

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