Madrugadas con el Petiso Orejudo
Los que me conocen saben, que además de este vicio de narrar historias irrelevantes, también tengo el de la actuación. A veces, solo a veces, los planetas se alinean y por medio de esta última accedo a lugares con grandes historias, que de otra manera seria muy difícil recorrer con total libertad.
Este fue el caso del Instituto Félix Bernasconi, ubicado en Parque Patricios, entre las calles Catulo Castillo, Catamarca, Esteban de Luca y Rondeau. Desde que me mude al barrio hace 3 años, cada vez que paso por alguno de sus laterales, no puedo dejar de admirar el imponente palacio porteño y añorar el conocerlo por dentro. No solo por su arquitectura, sino por las historias del predio antes que este se erigiera y la leyenda del alma que habita el lugar.
Era un fin de semana de Febrero y junto con 3 actores
más (Horacio Marassi, Agustina D' Alessandro y Christian Grilli ), fuimos convocados Por Julieta Zapiola para rodar una producción en el mencionado Instituto.
Cuando me llego la citación y me contaron el lugar, tengo que reconocer que se
me ilumino el rostro, el cual se fue
apagando cuando leí el horario, de 17 a 4am..
Mas allá de lo cansador que pueden ser los rodajes nocturnos, yo contaba
con la información de los hechos que habían acontecido en el lugar en 1912 y que aparentemente seguían atormentando a los guardias nocturnos del imponente palacete
de 4 pisos, subsuelo, terraza y dos alas.
Sobre la producción a rodarse no puedo dar muchos
detalles ya que al momento de escribir este relato, la misma no se estreno y está
vigente el convenio de confidencialidad, pero si voy a decir que la trama
ocurría en un psiquiátrico un tanto aterrador.
Una vez en el lugar y entrando en confianza con mis
colegas y con parte del equipo técnico, no pude evitar comenzar a contarles lo
que sabía sobre el mito, tal vez y solo tal vez, no fue tan buena idea…
Los terrenos
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Mapa de 1895 |
Originalmente en los terrenos que abarcaban 8 manzanas, se emplazaba la estancia “El Eden”, perteneciente a Facundo Moreno, el presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires y padre de Francisco Pascasio Moreno, Perito de la frontera de Argentina y Chile. La estancia albergaba un inmenso patrimonio cultural, que constaba de un museo privado, con las colecciones del perito, una biblioteca con mas de 2800 volúmenes y una pinacoteca.
Por su amor a la naturaleza, Francisco habría plantado en 1872, un aguaribay (árbol de pimienta) que aún se conserva en el terreno y fue declarado como árbol histórico nacional en 1940.
En las tardes de verano Don Francisco abría los portones de rejas de su quinta para que los niños humildes pudieran deleitarse con los manjares de frutas frescas. El Perito decía: “Donde el trabajo y la escuela reinan, la cárcel se cierra”. Para 1900 había montado lo que en nuestros días conoceríamos como un comedor comunitario infantil, que daba un plato de sopa diario a 200 niños carenciados del barrio de “las latas”. En 1904 creó los comedores escolares donde, diariamente, se servían 350 platos de sopa costeados por él. Para hacer frente a los gastos, vendió las tierras que el Gobierno argentino le otorgó como reconocimiento por su trabajo como perito de límites.
Pero las arcas se iban agotando. Luego de la muerte de su esposa y 4 de sus hijos, y con los 3 restantes estudiando en Europa, comenzó poco a poco a alquilar y vender sus otras propiedades para solventar los gastos.
En la fracción del lote en cuestión, funcionó por un breve período de tiempo el horno de ladrillos “La Americana”, hasta que el espacio luego fue comprado por el Consejo Nacional de Educación, en más de un millón de pesos, a la familia Moreno en 1918 para instalar allí el Instituto. En 1919 y luego de ser diagnosticado con una angina de pecho, el Perito Moreno fallece a los 67 años.
La piedra fundamental del Bernasconi, fue colocada en 1921 por el arquitecto Juan Waldorp. El edificio finalmente estuvo terminado 8 años después en 1929.
Los hechos trágicos
Corría el año 1912 y en los terrenos de la estancia el edén, ya loteados y con calles delineadas, como mencione antes, funcionaba el Horno de Ladrillos “La americana” el pedio estaba circundado por una cerca de chapas improvisadas y entre los matorrales se encontraban los hornos.
En la calle el progreso 2185 (actual Catulo Castillo) vivía el niño Gesualdo Giordano de 3 años de edad. Era costumbre en ese tiempo que los niños salieran a jugar a la a la calle.
A pocas cuadras de ahí en Urquiza 1970, vivía Cayetano Santos Godines, el primer asesino serial reconocido de Argentina.
Esa mañana del 3 de diciembre, Gesualdo sería su última víctima fatal. El lugar elegido para el asesinato fue el tan mencionado terreno, donde alguna vez el Perito Moreno se ocupo de alimentar y cuidar a niños como Gesualdo o el mismo Cayetano que para entonces tenia 16 años.
Luego de cometer el asesinato salió del terreno y se encontró con el padre de su victima, quien le pregunto si lo había visto, Godines lo negó y le sugirió que fuera a la policía, pero el desesperado padre recordó lo que una niña que jugaba con su hijo le dijo: se fue con un “petiso orejudo” a comprar caramelos. El padre del niño lo reconoció por sus características físicas y corrió tal como le sugirió el asesino a contárselo a la policía.
En el ínterin, Godines volvió al lugar del hecho e introdujo con ayuda de una piedra un clavo en la frente de pequeño para asegurarse que estaba muerto.
La tragedia salió en los diarios y eso lo tentó a presentarse en el velatorio y tocar la frente de su víctima para cotejar si el clavo seguía ahí, porque la prensa no lo mencionaba.
El policía que había tomado la denuncia lo vio en el velorio, decidió seguirlo y detenerlo. En su poder tenia parte de la soga que uso para ahorcarlo y el recorte del periódico. Fue arrestado y encarcelado en la antigua cárcel donde hoy se encuentra el parque Las Heras, luego llevado a la prisión del fin del mundo en Ushuaia donde murió en 1944.
La Leyenda
Cuentan los viejos del barrio que por los pasillos del Bernasconi, por las noches se escucha corretear a un niño que juega traviesamente por las instalaciones, pero no sería el único.A finales de la década del 40 algo inexplicable sucedió. En una vieja pared en el teatro que se encuentra en el primer piso del instituto, ubicada tras bambalinas y tapada con un telón, se encuentran unas misteriosas letras talladas, las cuales, asegura el mito, se tratarían de alguna clase de brujería que al leerlas surge el espíritu de Cayetano Santos Godino, alias el Petiso Orejudo.
En busca de la verdad: Dia 1
La primera noche nos tocaba filmar en el tercer piso. Nuestra base se encontraba en planta baja donde la entrada de Catulo Castillo. Para acceder al set había que subir por unos viejos asesores arcaicos que se encontraba en los extremos del edificio y que según un cartel mal colgado, tenían capacidad para 12 adultos o 20 niños. Una vez en el tercer piso había que cruzar un largo pasillo poco iluminado, que nos conducía al extremo opuesto del edificio. El equipo de trabajo era grande, entre técnicos, actores, productores, vestuaristas, maquilladores, catering, limpieza y seguridad seriamos 40 personas. Nunca nadie estaba solo, simplemente porque no había oportunidad.
Mi excitación por conocer el lugar estaba a tope y me ocupaba de indagar donde quedaba el teatro, si podíamos entrar a verlo y en que otros lugares íbamos a filmar. En mi emoción le conté a mis colegas y equipo que estaban con nosotros, sobre la leyenda y mi objetivo de ir a corroborar el mito de la pared, pero lamentablemente no recordaba con exactitud qué era lo que tenía que buscar, porque hacía muchos años que había leído sobre el tema.
Las horas fueron pasando y entre toma y toma, trataba de curiosear lo más que se podía, pero la oscuridad de la noche en los pasillos lo complicaba.
A medida que fueron pasando las horas, el rumor de la leyenda se fue propagando entre el equipo y algunos preferían esperar compañía para utilizar los ascensores.
Esa noche no escuchamos ningún ruido fuera de lo normal, tal vez porque nosotros los tapábamos con nuestros propios ruidos, tampoco vimos sobras, quizás porque los reflectores y las maquinas de humo las generaban. Se había creado un ambiente que asustaba a cualquier fantasma.
Me fui a casa al terminar la jornada, cansada y un poco desilusionada por no haber podido indagar nada.
Pasaron Cosas: Dia 2
Al día siguiente la situación era más temprano y con el sol acompañando, iba a ser una jornada larga como la anterior, pero a pesar del cansancio y el mal dormir por el cambio de horario, llegue a set más temprano de lo solicitado. Me habían dicho que ese día se filmaba en el primer piso y la ansiedad me estaba matando.
Mientras esperaba para entrar a maquillaje, note caras nuevas que no parecían pertenecer a la producción, sino a la institución. El día anterior me habían contado de un museo en el primer piso y decidí preguntar a la gente del colegio si se podía visitar. La respuesta fue un rotundo no.
Resulta que en el colegio funcionan 6 colegios y todos con directivos distintos y el museo pertenece a otra jurisdicción. Cada sector está cerrado con 7 llaves y casi como que era un milagro que nos hubiera permito entrar. Antes de ir a maquillaje, me asegure de hacerme un plano metal de los lugares de interés que quería intentar ver basado en el relato del amable cuidador, que resulto ser el presidente de la cooperadora.
Una vez en maquillaje, se acerca alguien del equipo y comienzan a contarme que la noche anterior le habían hablado del fantasma y las letras… Quien habrá sido pensé… al parecer la mitad del equipo estaba aterrorizado con el relato.
Invocando al petiso
Finalmente llego el momento en que pude alejarme del grupo y escabullirme al primer piso para intentar acceder al teatro. En el foullie estaban preparando el set para filmar. Mientras entraban equipos y arte hacia lo suyo, me escabullí a la biblioteca que parecía salida de una peli en si y trate de mirar cada detalle del lugar que me tenia fascinada. Pero mi objetivo real era llegar al teatro, que si bien no se iba a utilizar en el rodaje, tenia uno de sus accesos abiertos para que por los ventanales pudiera disiparse el humo de las maquinas de efectos. Como un perro comencé a dar vueltas por el lugar, pero no me animaba a entrar para que no me llamaran la atención, así que tuve que esperar al llamado del rodaje y ahí si, con la complicidad involuntaria de mis compañeros, entrar los 4 a curiosear el lugar. Apenas entramos me preguntaron si iba a buscar las letras, no tuvieron que insistir demasiado que ya estaba arriba del escenario y dirigiéndome tras bambalinas.
Por algún motivo se había instalado en mi memoria, que lo que tenia que buscar eran las iníciales CSG. Entre por el lado izquierdo y lo primero que vi fue una inscripción en vertical sobre una columna de la pared, estaba tallada en el cemento pero por mas que lo intente no pude descifrar lo que decía, era como una palabra sin sentido, un conjunto de letras que no decían nada.
Con ayuda de la luz del móvil recorrí la pared para ver si encontraba algo, pero mi desilusión no tardo en llegar cuando vi que no tenía nada fuera de lo normal…
Salí entonces cabeza gacha, mientras me iba cruzando con actores, productores y técnicos que me preguntaban si había encontrado las iníciales…
No estamos solos
Pasaron varias horas de espera hasta que nos toco volver a filmar en el piso 4 donde fue la primera jornada. Esa tarde, calculo que media noche y ya estábamos cansados por la espera.
Nos dirigimos al ascensor que usábamos siempre y en el viaje alguien nuevamente me pregunto por el teatro, -nada, respondí, es solo una leyenda. Fue justo ahí que el ascensor se detiene y las dos grandes y pesadas puertas internas comienzan a temblar, se entreabrían y cerraban sin parar, por más que tocaban los botones del tablero no cesaban y el ascensor comenzó a zozobrar. Es el Petiso Orejudo! Exclame, no era un mito! La reacción de mis compañeros de viaje fue variada, algún se asusto, otro me puteo, otro rió y estaba el que prefirió llamar a la reflexión con un Che, no jodamos con el Petiso!. En ese momento, reino la paz y las puertas se abrieron amablemente ante nuestras miradas para que podamos salir del endemoniado ascensor.
Efectos colaterales
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Foto de la inscripción enviada por Daniel |
La jornada termino tranquila, cada tanto recordando que no había que joder con el petiso y lamentándome por no haber encontrado las letras. Esa noche llegue a casa de madrugada y mas cansada que el día anterior. Al medio día siguiente después de un café cargado para despabilarme, me senté en la pc dispuesta a encontrar el texto que hablaba de las iníciales en el teatro, cuando finalmente lo encontré y lo leí, termine de despabilarme.
Las iníciales no eran tales, sino se referían a la escritura vertical que vi apenas entre y hacían referencia especifica que no había que leerlas, porque eso era lo que invocaba al petiso, claro está que no solo trate de leerla una vez, sino varias y desistí cuando vi que esa extraña palabra no significaba nada, al menos para mí.
Lo primero que pensé es: como no le saque una foto! Le mande un mensaje a Julieta la productora y le conté lo sucedido, no podía creerme, parecía que la estaba contando una fabula. Tengo que escribir la historia, le dije, pero necesito esa foto para que sea creíble.
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Foto 2 enviada por Daniel |
Por suerte el amable presidente de la cooperadora Daniel Gallardo, me paso su teléfono, ya que habíamos hablado de este blog y se mostro interesado. La secuencia fue sencilla: Le pregunte si podía ir a sacar fotos, me menciono que hacían falta permisos, me contacto con la secretaría, la secretaria me pidió que envié un mail detallando el proyecto, cv, antecedente y un pedido formal de permiso para ingresar. Volví a llamar a Daniel y fui lo mas sincera que se puede ser en estos casos. Soy una boluda! le dije, buscaba algo, lo vi, y no me di cuenta que era lo que buscaba hasta hoy. Por favor podes sacarle una foto vos a la pared y pasármela… Lo voy a intentar, me respondió, no es fácil que abran el teatro porque si. Tal vez mañana o pasado.
Paso casi un mes y esta historia había quedado a medias porque en el fondo sentía que sin la foto sonaba a chamuyo, hasta que llego un mensaje ya inesperado, que contenía dos fotos y disculpas por la tardanza - Recién hoy pude entran porque vinieron a filmar...
La primer foto era la esperada, en la segunda podían leerse 2 letras sueltas, P X… sobre ellas y escondido en las alturas un hombre que nos mira.
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