La primera vez que lo vi, estaba parado en la
esquina de Lacroze y Corrientes, sobre una de las vidrieras de la mítica pizzería
“El Imperio”. Supongo que tanto no me llamo la atención, ya que en esa esquina
mágica se suelen ver personajes de todo tipo, solo hay que detenerse y esperar
que pase un falso Papa con mitra de papel de diario, el joven con capucha de
Batman que toma el subte, o un grupo de góticos que vienen de pasar la tarde en
el cementerio.
El estaba ahí por una razón particular, estaba
cumpliendo una misión, la de repartir volantes a los transeúntes. Pensé que su
atuendo de calzas de ciclista negras, borceguíes hasta la rodilla, camiseta de
lycra ajustada, guantes de cuero y su larga y rubia cabellera, eran para llamar la atención, en
cierta forma lo era, ya que su atuendo era su uniforme de superhéroe...
Paso un tiempo hasta que me anime a hablarle,
yo necesitaba un volantero y sabia que el era el hombre correcto para ese
metié. Esta vez lo aborde en la esquina de Forest y Lacroze, ese día llevaba
una bandera de boca a modo de capa y su bici con alforjas de cuero a los lados
emulando una moto chopera.
Su nombre es Marcelo Lorefice y le gusta que le
digan Chelo Corazón de Metal, aunque sus amigos lo llaman Chelo Viloni, este
último apodo puesto por su similitud con el luchador de cach. De voz profunda y
firme, se expresa con una educación y formalidad que por falta de costumbre sorprende,
seguramente modales aprendidos en el colegio de Belgrano, su barrio natal, al
cual asistió durante toda su educación formal.
Nacido en 1974, su infancia no fue muy distinta
a la de cualquier porteño de mi generación. A los 13 años comenzó a estudiar piano,
aunque le gustaba tocar guitarra y cantar, el uniforme escolar del Juan XXIII
lo agobiaba y le encantaba ver en la tele la serie “El renegado”. Cuando
termino el secundario quemo el uniforme y se puso los pantalones de cuero. Curso el CBC de medicina en la UBA, 2 años de Abogacía en la UB, para finalmente graduarse de Óptico. A pesar de su titulo en mano, se
dedico a escribir guiones de novelas y comics y soñó con ser actor.
Laburante desde siempre, trabajo en
construcción, carpintería, cadetería y delivery entre otras changas, porque todo
trabajo es digno y a todos los realiza con esmero y responsabilidad.
Un día viendo la seria Supertorpe, se pregunto
porque no? Y ese día nació SUPERBIKE.
Querer es poder dicen por ahí, y el lo quería
tanto que llego a la tele, o mas bien la tele llego a el. Si bien ya había
hecho un bolo en publicidad y en un programa de Telefe, el reconocimiento le
llego cuando un programa de preguntas y respuestas lo encontró caracterizado
por las calles de Chacarita. Pero como
todo buen superhéroe la fama no lo cambio, de día trabaja a sol y sombra con su
antifaz y capa y al llegar a su hogar como un emulo de Clark Kent, vuelve a ser
Marcelo, correcto, tímido y sencillo.
Hay gente que al verlo pasar se ríe porque
piensa que es un pirado, otros se sorprenden o lo ignoran y otros tantos le piden fotos y lo
saludan. Solo aquellos que hablamos con el y nos animamos a conocer a la
persona y no el personaje, podemos apreciar su sencillez y solidaridad, su animo de estar dispuesto a ayudar cuando sea necesario, porque para el esa es su misión .
Por eso si andas por la ciudad y lo vez, saludálo con
una sonrisa, porque su súper poder es no plantearse los que dicen o piensan sobre el, porque sabe que en la vida para cumplir un
sueño, hay que hacer un súper esfuerzo para lograrlo, aunque eso implique transformarse en Superbike.
Muy buena nota!!!! Acabo de conocerlo..todo un personaje..me hubiese encantado poder hablar con el
ResponderEliminarGracias Luz por tu comentario, generalmente anda por Forest y Lacroze, si lo volves a ver hablale, es un tipo macanudo y le va a gustar que lo saludes.
Eliminar