26 ene 2012

Los Fantasmas del subte


El subte, por su condición de túnel oscuro y misterioso, siempre se presto para historias de fantasmas. La línea B, no es una excepción, y muchas de las historias, tienen que ver con accidentes sucedidos en las estaciones de Malabia y Angel Gallardo.
Pero hay un mito en particular, que es el que más me llama la atención, y es la de “la Plaza Amarilla”.
Como todos saben, la estación Lacroze se encuentra situada bajo la avenida Corrientes y mas exactamente debajo de la plaza "Los Andes", y es aquí donde comienza la historia.
En su origen, el Parque Los Andes formaba parte de los terrenos pertenecientes a “La Chacarita de los Colegiales”, que era una quinta perteneciente al Colegio Jesuita de San Ignacio, ubicado en la calle Bolívar. Allí alumnos internos del colegio pasaban sus vacaciones de verano. Luego, a fines del siglo XIX, parte de los terrenos se pusieron en venta y otra parte pasó a formar parte del Estado. En 1871, se desato la epidemia de Fiebre Amarilla, y por saturación del Cementerio del Sud, hoy Parque Ameghino, el gobernador de la provincia, Emilio Castro, resolvió que en terrenos estatales se habilitara un nuevo cementerio. Es así como el  actual Parque los Andes, se constituyo como nuevo cementerio. Este, se colmó enseguida  y en 1886 se procedió a su clausura hasta  1897, año en el cual se exhumaron los restos y se trasladaron al osario general la Chacarita Nueva, después denominado Cementerio del Oeste.
En 1904 el predio fue destinado como parque, pero a pesar de haberse exhumado todos los cuerpos, aún seguían encontrándose restos humanos en sus 7 hectáreas de extensión.
Y es así como nace el mito, La historia cuenta que por la noche se pasean sombras por la plaza, y que si te sentas en un de los bancos de piedra, sentis una brisa,  escuchas una respiración y una voz que te dice al oído  -!vete, no estés aquí! O te enfermaras!...
Pero para los empleados del subte la percepción es distinta, porque a partir de las 12  de la noche, las almas de esos muertos sin nombre se desprenden de las paredes y pasean por los túneles  del subterráneo.
Esto no solo es un mito, sino un secreto entre los trabajadores del subte, que  para que no trascienda, la estación Lacroze es la única que pasa sus noches con ninguna cámara de seguridad encendida…

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