26 ene 2012

El edificio embrujado


Corría febrero de 2007, en el 4° piso del edificio sito en Padilla y Acevedo, allí vivían Claudio, Marisol y una pequeñita de 4 años, hija de esta ultima. Ellos trabajaban juntos en un restorán del abasto, donde se desempeñaban el como cocinero y ella como camarera. Puedo asegurar con una certeza absoluta, que cuando ella le regalo ese set  de cuchillos a su pareja, jamás imagino que una de las piezas del juego, iba a servir para cortar su garganta. De  madrugada y cuando el volvía de su turno, comenzaron los gritos, para los vecinos escucharlos formaba parte de la rutina diaria, pero esa madrugada fue diferente, la vecina del 5 piso creyó que esta vez tenia que bajar porque algo andaba mal,  y así fue, cuando descendía los últimos peldaños de la escalera que conectaba ambos pisos, noto la sangre que cubría el pasillo, solo bastaron unos cuantos pasos mas, para ver a Marisol en el suelo al que había llegado arrastrándose desde el living de su casa y  tomándose el cuello para intentar parar la hemorragia. La vecina a los gritos pidió ayuda, fue así como la portera del edificio corrió a socorrerla, entre las dos decidieron bajarla por el ascensor, con el fin de alejarse de su agresor, el cual no sabían que ya no estaba en el edificio, y acercarla a la entrada del edificio sonde la ambulancia tendría mejor acceso. Todo intento fue en vano, Marisol falleció en el palier, su agresor se entrego 24 horas mas tarde, y la pequeña hija quedo en custodia de su padre. Hasta acá una triste historia, un drama pasional, los celos que enloquecen.
Una historia más de esas que se olvidan con los años o pasan a ser anécdotas, solo que Para los vecinos de Padilla al 700, no fue así, ese Febrero, en el edificio comenzaron a ocurrir acontecimientos inexplicables.
Aquí la cronología: los caños de agua que recorrían los departamentos A desde el 2° piso a plata baja, colapsaron inundando los departamentos y los pasillos. Uno de los departamentos del 3° se incendio, extendiéndose el fuego en todo el piso, en el 6° piso, un escape de gas termino en explosión, nuevamente un incendio, esta vez en el local de planta baja, otra vez el gas, en esta los vecinos se quedaron sin suministro por un largo tiempo, y como colación en Agosto de 2009, nuevamente una inundación provocada por inexplicables fugas en los caños internos del edificio.
2 años de “mala suerte” o acontecimientos inexplicables, fueron suficientes para que los vecinos que aun moraban en el edificio, (y digo aún, ya que muchos decidieron mudarse, antes de seguir padeciendo desgracias) se reunieran y tomaran la decisión de exorcizar el lugar. Y así fue, un sacerdote se acerco, realizo una misa con exorcismo, y bendijo los pasillos de todos y cada uno de los pisos. Parece que este ritual, fue suficiente, ya que la calma reino luego de la tormenta, en el lugar no sucedieron mas hechos desafortunados. Cuando mi amigo Carlos, me contó esta historia, que vivió desde adentro, ya que el ocupaba un departamento en el edificio de la calle Padilla, me recordó un viejo dicho que repetían en mi familia: “Nunca regales cuchillos, y si lo haces, que te den una moneda como pago, porque sino, regalar cuchillos trae pelea”.




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