Villa
Crespo y Palermo, por su proximidad comparten muchas historias y personajes, la
siguiente es una de mis favoritas, tal vez porque fui una de las que conoció al
Diariero Presidente….
Ernesto
Gambatiesi, era el canillita del barrio, no tenia parada fija, y pululaba por
avenida Córdoba y Gurruchaga. Los domingos y días de lluvia se refugiaba en el
Garaje de “Chirolita” que quedaba en Gurrucha al 1300. Lo recuerdo como hoy
cuando bajo su ropa se llenaba de papel de diario para no enfermarse y le
contaba historias a los chicos del barrio, de sus días como presidente de la Nación … Claro usted lee
esto y seguro piensa que era un loco delirante, pero no, Ernesto fue
presidente, por eso en el barrio lo conocíamos como “Frondizi”.
Su gran
parecido con el mandatario, signo su vida en los años 60. Ernesto era un
trabajador como cualquier otro, hasta que alguien cercano al poder, descubrió
su gran parecido. Luego de eso, fue obligado a suplantar al presidente en actos
públicos, viajes de poca relevancia y eventos sociales.
Ya habían
pasado más de 15 años desde aquellos días, pero sus historias atrapaban a
grandes y chicos, los viajes en avión, la custodia permanente, la presión de los militares y la obligación
de reclusión en los días del derrocamiento del presidente y posterior
apresamiento del verdadero Frondizi en la isla Martín García. Por esto ultimo,
es que Ernesto debía mantenerse en el anonimato, llevar un perfil bajo y vivir
en la pobreza, ya que a pesar de haber sido el doble del presidente, nunca
recibió nada a cambio, lo tenia que hacer por “Patriotismo” y siempre decía que
fue obligado, nunca le permitieron elegir. Si mi memoria no me falla, Ernesto
nunca conoció al verdadero Frondizi, a pesar de extraordinario parecido. El era
la “Celebridad” del Barrio, una especie de estrella de cine, el conoció el
Glamour, las riquezas, los viajes, las celebridades. Con sus ropas gastadas y
sus lentes torcidos, Ernesto cautivaba al barrio con sus historias, era querido
por todos, su historia era un secreto celosamente guardado por todo el barrio.
A En su
muerte, no tubo cortejo de honor, ni fue velado en el congreso nacional, fue
despedido por sus vecinos de Palermo y Villa Crespo.
Y si esta Historia
le sonó al guión de una película americana protagonizada por Kevin Kline,
cualquier semejanza con la realidad, es pura coincidencia.
Y si no me cree, pregunte en el barrio, entre
los cuarentones, si nunca lo mandaron a comprarle el diario a Frondizi…
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